La devoción de los Mil Jesuses

Redacción (Lunes, 04-05-2015, Gaudium Press) El 3 de mayo la Iglesia celebra el Día de la Santa Cruz o Fiesta de las Cruces, conmemoración que se refiere al signo más importante del cristiano y recuerda el descubrimiento de la auténtica Cruz de Jesucristo en el siglo IV, además de las palabras de San Mateo en su Evangelio: «Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viviendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria».

La oración se reza utilizando la camándula y contando 20 vueltas del rosario / Foto: Lawrence OP.

Este día es costumbre rezar los Mil Jesuses, que consiste en invocar mil veces el santo nombre de Jesús. De acuerdo con la tradición, al repetir el nombre de Jesucristo se derrota el mal, ya que su nombre está sobre todo nombre, como consta en las Sagradas Escrituras en Filipenses 2, 10: «para que en el nombre de Jesús de doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra».

La oración se reza utilizando la camándula y contando 20 vueltas del rosario. Se comienza con el Acto de Contrición, luego se reza un Padre Nuestro y se comienza a repetir mil veces el nombre de Jesús iniciando cada decena con alguna de las siguientes plegarias:

«Santísima cruz de mayo, mi abogada has de ser, en la vida y en la muerte me has de favorecer. Si a la hora de mi muerte el demonio me tentare, le diré: Satanás, Satanás, conmigo no contarás ni tendrás parte en mi alma, porque el Día de la Santa Cruz dije mil veces Jesús, Jesús…».

«Si la hora de mi muerte el demonio me tentare, le diré que no tiene parte de mí, porque el día de la Santa Cruz dije mil veces: Jesús, Jesús…».

Luego, al orar cincuenta veces el nombre de Jesús, es decir, se haya completado un rosario, se reza un Gloria, un Padre Nuestro y se inicia de nuevo con la plegaria inicial. Al terminar las 20 vueltas de la camándula, se realiza la oración final: «Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Jesús, Jesús, Jesucristo. Jesús, mi Jesús por siempre. Jesús, Jesús en mi vida, Jesús, Jesús en mi muerte. Dulce Jesús, sé mi Jesús y sálvanos».

Para cerrar, también se puede pronunciar la siguiente oración: «Oh, Dios, que, al recordar hoy el descubrimiento de la verdadera cruz, renovaste los milagros de tu pasión, concédenos que por el valor de aquel sagrado leño de vida alcancemos eficaz socorro y ayuda del cielo para la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen».

En algunos países, especialmente en España, para celebrar el 3 de mayo se elaboren inmensas cruces con flores / Foto: Juanjo Ferres.

La Iglesia Católica conmemora en dos ocasiones en el año el Día de la Cruz: el 3 de mayo, cuando se recuerda su descubrimiento, y el 14 de septiembre, fecha de su Exaltación. La primera de ellas se celebra desde tiempos remotos y se relaciona con el hallazgo del madero de la Cruz donde murió Jesús. De acuerdo con los relatos históricos, el Emperador Constantino, encomendó a Santa Elena, su madre, buscar la verdadera cruz de la crucifixión de Jesucristo, siendo hallada por ella, y la ayuda de unos sacerdotes, en el Monte Calvario, en Jerusalén.

Cuenta la tradición popular que la santa trajo consigo tres maderos y que para determinar cuál era la Cruz de Jesús pidieron a personas enfermas que las tocasen, notando que una en particular les concedía salud. Desde entonces se dedica un día en el año a conmemorar este hecho y rendir un homenaje a la Santa Cruz.

En algunos países, especialmente en España, para celebrar el 3 de mayo se elaboren inmensas cruces con flores, que son llevadas luego en procesiones donde los niños son protagonistas. Asimismo, las calles, plazas, balcones, etc., son adornados con cruces de colores.

De la redacción de Gaudium Press.