sábado, 20 de abril de 2024
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La Fe cristiana no es una teoría, dice el Papa: es el encuentro con Jesús

Ciudad del Vaticano (Martes, 29-11-2016, Gaudium Press) El Papa Francisco inició la primera semana de Adviento con la misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta. El Papa destacó en su homilía que la Fe cristiana no es una teoría o una filosofía, sino es el encuentro con Jesús.

Tiempo para ir al encuentro

Francisco recordó que en el Adviento la Liturgia presenta varios encuentros con Jesús: con su Madre, todavía en el purísimo seno de Ella, con San Juan Bautista, con los pastores, con los Magos.

Para el Pontífice esto indica al cristiano que ese tiempo litúrgico es «un tiempo para caminar e ir al encuentro con el Señor, esto es, un tiempo para no estar parado».

Encontraremos al Señor en la Oración, la Caridad, la alabanza

Francisco levantó preguntas para continuar con su homilía:

«¿Cuáles son las actitudes que debo tener para encontrar al Señor? ¿Cómo debo preparar mi corazón para encontrar al Señor?»

Y, como siempre hace, para dar continuidad a su pensamiento él mismo respondió las preguntas:

«En la oración al inicio de la Misa, la Liturgia nos habla de tres actitudes: vigilantes en la oración, operosos en la caridad y exultantes en la alabanza. O sea, debo rezar con vigilancia; debo ser operoso en la caridad – la caridad fraterna: no solamente dar limosna, no; sino también tolerar a las personas que me incomodan, tolerar en casa los niños cuando hacen mucho ruido, o al marido o la mujer cuando están en dificultad, o la suegra (…) no sé (…) Pero tolerar: tolerar (…) Siempre la caridad, pero operosa.

Y también la alegría de alabar al Señor: ‘Exulten en la alegría’. Así debemos vivir este camino, esta voluntad de encontrar al Señor.

Para encontrarlo bien, no estar parados: encontraremos al Señor».

Sorpresas del encuentro con Jesús

Pero, en el Encuentro con Jesús, dijo el Papa, «habrá una sorpresa, porque Él es el Señor de las sorpresas».

El Señor «no está parado»: Yo «estoy en camino para encontrarlo y él está en camino para encontrarme. Y cuando nos encontramos, vemos que la gran sorpresa es que Él me está buscando antes que yo comience a buscarlo», subrayó Francisco.

Y «esta es la gran sorpresa del encuentro con el Señor: Él nos buscó primero. Es siempre el primero. Él recorre su camino para encontrarnos».

Recordando el Evangelio del día, el Papa dice que fue de ese modo que sucedió con el Centurión: «El Señor va siempre más allá, va primero. Nosotros hacemos un paso y Él hace diez. Siempre.

La abundancia de su gracia, de su amor, de su ternura no se cansa de buscarnos, también, a veces, con cosas pequeñas.

«Nuestro Dios es de las sorpresas, el Dios que nos está buscando, esperando, y nos pide solamente el pequeño paso de la buena voluntad.»

Debemos tener la «voluntad de encontrarlo». Después, Él «nos ayuda».

«El Señor nos acompañará durante nuestra vida», dijo el Papa. Muchas veces, nos verá distanciarnos de Él (…) Y Él nos esperará como el Padre del Hijo Pródigo.

Fe no es saber todo sobre dogmática, es encontrar a Jesús

«Muchas veces», agregó el Pontífice, Dios «verá que queremos acercarnos y saldrá a nuestro encuentro. Es el encuentro con el Señor: ¡esto es importante! El encuentro».

«Siempre me impresionó, recordó Francisco, lo que el Papa Benedicto XVI dijo: que la fe no es una teoría, una filosofía, una idea: es un encuentro. Un encuentro con Jesús». Caso contrario, «si usted no encontró su misericordia puede hasta rezar el Credo de memoria, pero no tener fe»:

«Los doctores de la ley sabían todo, todo sobre la dogmática de aquel tiempo, todo sobre la moral de aquel tiempo, todo. No tenían fe, porque su corazón se había distanciado de Dios».

Gracia a pedir

Al concluir su homilía, el Papa sugirió pedir a Dios el deseo de ir al encuentro de Él: «Esta es la gracia que nosotros hoy pedimos. Oh Dios, nuestro Padre, suscite en nosotros la voluntad de ir al encuentro de Cristo, con las buenas obras. Ir al encuentro de Jesús. Por eso, recordamos la gracia que pedimos en la oración, con la vigilancia en la oración, operosos en la caridad y exultantes en la alabanza. Así, encontraremos al Señor y tendremos una linda sorpresa». (JSG)

 

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