jueves, 28 de marzo de 2024
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Cardenal Zen dirige carta a medios de comunicación sobre caso de los obispos chinos

Hong Kong (Martes, 30-01-2017, Gaudium Press) Ante diversas versiones sobre su actuación en las relaciones Iglesia – gobierno chino, el Cardenal Joseph Zen, Arzobispo emérito de Hong Kong ha enviado un escrito a los medios de comunicación aclaratoria, en la que también narra un reciente encuentro con el Santo Padre. A continuación el texto de la Carta, publicado por Asia News, en versión de Infocatolica.

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Cardenal Zen

Queridos amigos de los medios:

Desde que AsiaNews reveló algunos hechos recientes de la Iglesia en China, de obispos legítimos a los cuales la Santa Sede habría pedido dimitir para dar lugar a obispos ilegítimos y hasta excomulgados en modo explícito, diversas versiones e interpretaciones de los hechos están creando confusión entre la gente. Muchos, sabiendo de mi reciente viaje a Roma, me pidieron algunas aclaraciones.

En octubre pasado, cuando Mons. Zhuang recibió su primera comunicación de la Santa Sede y pidió mi ayuda, le envié a alguien para llevar su carta al Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, incluida una copia para el Santo Padre. No sé si esa copia que había incluido haya jamás llegado al escritorio del Santo Padre. Por fortuna, Mons. Savio Hon Taifai estaba todavía en Roma y pudo encontrarse con el Papa para una visita de despedida. En esa ocasión, él puso todo en conocimiento del Santo Padre y éste le prometió que estudiaría el caso.

A causa de las palabras que el Santo Padre dijo a Mons. Savio Hon, los nuevos hechos de diciembre fueron aún más chocantes y sorprendentes para mí. Cuando el anciano y afligido Mons. Zhuang me pidió llevar al Santo Padre su respuesta al mensaje recibido por la delegación vaticana a Beijing, no pude decirle que no. ¿Pero qué podía para estar seguro de que su carta llegaría al Santo padre, cuando no estoy seguro si mis cartas le llegan?

Para asegurarme que nuestra voz llegue al Santo Padre, tomé la decisión de ir a Roma. Dejé Hong Kong la noche del 9 de enero, llegando a Roma a la mañana temprano del 10 de enero, justo a tiempo- ¡Bueno!, realmente levemente retrasado- para participar a la audiencia general del miércoles. Al final de la audiencia, nosotros, cardenales y obispos fuimos admitidos para el besa manos y tuve la posibilidad de poner en manos del Santo Padre el sobre, diciéndole que vine a Roma sólo para traerle la carta de Mons. Zhuang, esperando que él tuviese el tiempo para leerla (en el sobre estaba la carta original del obispo en chino con mi traducción y otra carta mía).

Por obvias razones, esperé que mi presencia en la audiencia no fuese advertida, pero mi llegada atrasada al aula fue notoria. De todos modos, ahora todos pueden ver la entera secuencia de la Tv vaticana (a propósito, la audiencia se realizó en el Aula Pablo VI, no en la plaza de san Pedro y yo llegúe tarde para entrar a la audiencia, pero no esperé haciendo la cola y al frío, como algún artículo informó en modo equivocado).

En Roma me encontré con el p. Bernardo Cervellera de AsiaNews. Nos hemos intercambiado informaciones, pero yo le dije que no escribiese nada. Él estuvo de acuerdo. Ahora que ya algún otro difundió la noticia, yo puedo decir que estoy de acuerdo y lo confirmo. Sí, por cuanto pude saber, las cosas sucedieron tal como fueron narradas en AsiaNews (el artículo de AsiaNews cree que el obispo que guiaba la delegación vaticana (a China) fuese Mons. Celli. Yo no sé con qué rol oficial estaba allá, pero es casi seguro que fuese justamente él quien estaba en Beijing).

En este momento crucial y a causa de la confusión que reina en los medios, conociendo en modo directo la situación de Shantou y en modo indirecto la de Mindong, me siento en deber de compartir mi conocimiento de los hechos, para que las personas puedan conocer la verdad, a la cual tienen derecho. Estoy perfectamente consciente que haciendo esto, estoy que haciendo esto, estoy hablando de cosas que técnicamente son calificadas como confidenciales. Pero mi conocimiento me dice que en este caso, el derecho a la verdad debería superar todo deber de confidencialidad.

Con esta convicción, me preparo para compartir con vosotros cuanto sigue.

En la tarde de aquel día, el 10 de enero, recibí una llamada de Santa Marta, en la cual me decían que el Santo Padre me habría recibido en audiencia privada la tarde del 12 de enero (si bien el boletín vaticano da la noticia el 14 de enero). Aquel era mi último día de mis 85 años de vida, ¡un gran don del cielo! (Noten que también era la vigilia de la partida de la partida del Santo Padre para Chile y Perú y por lo tanto el Santo Padre estaría muy ocupado).

Esa tarde, la conversación duró una media hora. Yo fui bastante desordenado en mi hablar, pero pienso haber alcanzado la finalidad de hacer conocer al Santo Padre las preocupaciones de sus hijos fieles en China.

La pregunta más importante que le puse al Santo Padre (que estaba citada también en la carta) era si había tenido tiempo de estudiar el caso (como había prometido a Mons. Savio Hon). No obstante el peligro de ser acusado de romper la confidencialidad, decido comunicaros cuánto su Santidad dijo: «Sí, les dije a ellos (sus colaboradores en la Santa Sede) que ¡no creen otro caso Mindszenty!» Yo estaba allá en presencia del Santo padre, en representación de mis hermanos chinos que sufren. Sus palabras deberían ser bien entendidas como una consolación y un aliento más tanto para ellos como para mí.

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Cardenal Mindszenty

Esta referencia histórica al cardenal Josef Mindszenty, uno de los héroes de nuestra fe, es muy significativo y apropiada por parte del Santo Padre. El cardenal Josef Mindszenty era arzobispo de Budapest, cardenal primado de Hungría bajo la persecución comunista. Sufrió mucho durante varios años en la cárcel. Durante la corta vida de la revolución de 1956 fue liberado por los insurgentes, y antes que el Ejército Rojo destruyera la revolución, se refugió en la Embajada de los Estados Unidos. Bajo la presión del gobierno, la Santa Sede le ordenó que abandonara el país y nombró a su sucesor con el placet del gobierno comunista.

Con esta revelación, espero haber satisfecho el legítimo derecho a saber de los medios y de mis hermanos en China. Lo importante para nosotros es orar por el Santo Padre, cantando el muy apropiado himno tradicional Oremus: Oremus por el Pontífice nuestro Francisco, Dominus conservet eum et vivificet eum et beatum faciat eum et tierra no Tradat eum en animam inimicorum eius.

Tal vez se necesite alguna explicación adicional.

1. Hago notar que el problema no es la renuncia de obispos legítimos, sino la solicitud de dar cabida a los ilegítimos y excomulgados. Aunque la ley sobre la jubilación debido a limitaciones de edad nunca se ha aplicado en China, muchos obispos subterráneos ancianos han pedido insistentemente un sucesor, pero nunca han recibido ninguna respuesta de la Santa Sede. Otros, que ya tienen un sucesor designado, y quizás incluso la bula firmada por el Santo Padre, han recibido órdenes de no proceder con la ordenación por temor a ofender al gobierno.

2. Hablé sobre todo de los dos casos de Shantou y Mindong. No tengo más información, además de la copia de una carta escrita por una mujer católica excepcional, una académica jubilada, muy profunda en los asuntos de la Iglesia en China, en la que advierte que monseñor Celli fue empujado a legitimar al obispo Lei Shiying en Sichuan.

3. Reconozco que soy pesimista sobre la situación actual de la Iglesia en China, pero mi pesimismo se basa en mi larga y directa experiencia de la Iglesia en China. De 1989 a 1996 paso seis meses al año enseñando en varios seminarios de la comunidad católica oficial. Y tengo una experiencia directa de la esclavitud y humillación a la que están sometidos nuestros hermanos obispos. De acuerdo con información reciente, no hay razón para cambiar esta visión pesimista. El gobierno comunista está aprobando nuevas y más estrictas regulaciones al restringir la libertad religiosa. Ahora están implementando las regulaciones que hasta ahora sólo estaban en papel (a partir del 1 de febrero de 2018, la reunión en la Misa de una comunidad clandestina ya no será tolerada).

4. Algunos dicen que todos los esfuerzos para llegar a un acuerdo [entre China y la Santa Sede] son ??para evitar un cisma eclesial. ¡Esto es ridículo! El cisma ya está allí, en la Iglesia independiente. Los Papas han evitado usar la palabra cisma porque sabían que muchos en la comunidad católica oficial no estaban allí por voluntad espontánea, sino bajo una fuerte presión. La propuesta de unificación forzará a cualquiera [a ingresar] en esa comunidad. El Vaticano luego daría la bendición a una Iglesia cismática nueva y más fuerte, lavando la mala conciencia de aquellos que ya han sido voluntariamente renegados y otros que están listos para unirse a ellos.

5. ¿No es bueno intentar y encontrar un terreno común para llenar la división de décadas entre el Vaticano y China? ¿Pero puede haber algo común con un régimen totalitario? O te rindes o aceptas la persecución, pero permaneces fiel a ti mismo (¿te imaginas un acuerdo entre San José y el Rey Herodes?).

6. Entonces, ¿acaso creo que el Vaticano está vendiendo la Iglesia Católica en China? Sí, definitivamente, van en la dirección que es obvia en todo lo que han hecho en los últimos meses y años.

7. Algunos expertos de la Iglesia Católica en China dicen que no es lógico suponer una política más religiosa de parte de Xi Jinping. En cualquier caso, aquí no estamos hablando de lógica, sino de la realidad obvia y cruda.

8. ¿Soy el mayor obstáculo para el proceso de acuerdo entre el Vaticano y China? Si este acuerdo es malo, estoy más que feliz de ser un obstáculo.

 

 

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