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Buenos Aires (Jueves, 26-04-2018, Gaudium Press) Multitud de devotos acudieron a la catedral metropolitana de Buenos Aires, ayer en la tarde, para despedir la reliquia del corazón de San Pío de Pietrelcina, que estuvo durante una semana en la Argentina.
La celebración eucarística fue presidida por el Cardenal Arzobispo Mario Poli, y concelebrada por padres capuchinos, como Fray Carlos María Laborde, padre guardían de San Giovanni Rotondo.
En la homilía el P. Laborde recordó que «durante toda su vida y hasta casi el umbral de su muerte, la Iglesia le puso al Padre Pío pruebas y medidas restrictivas que lo hicieron sufrir mucho». «Pero esto era algo que Dios permitía y él aceptaba con humildad, incluso las medidas más injustas», lo que constituye una señal del santo de su amor a la Iglesia, y una invitación a amar la Iglesia.
«Hoy el Padre Pío nos pide esto: que amemos a Cristo, a la Virgen María, a la Eucaristía -el sacramento de donde él sacaba la fuerza para su ministerio- y que amemos a la Iglesia», dijo.
Por su parte, y al final de la celebración, el Cardenal Poli afirmó que el Padre Pío «sigue evangelizando desde el cielo», y señaló que la reliquia «nos acerca al corazón de alguien que amó a Dios sobre todas las cosas y al prójimo».
«Este es un acontecimiento que a cada uno de nosotros nos tiene que dejar una huella, un llamado a la santidad», expresó. «Esta presencia viva de un santo entre nosotros nos llama a no dejar estancada el agua de nuestro bautismo» y a «no perder el horizonte de la santidad», agregó y afirmó: «El Padre Pío viene a renovar este deseo».
Con información y foto de Aica
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