Córdoba – España (Lunes, 11-06-2018, Gaudium Press) El mes de junio es especialmente dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Por este motivo, el Obispo de Córdoba, España, Mons. Demetrio Fernández, dedicó su carta semanal a esta fiesta resumiendo que ella es «el motor de toda la Redención» que es el amor.
«Dios no actúa por otro motivo que por amor, porque Dios es amor, porque su salida al mundo creado ha sido por amor, porque al producirse el pecado en la historia, su reacción ha sido la del amor, porque no hay otra revolución posible que la del amor», resalta.
Según el prelado, la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda que «es el amor, solamente el amor que vencerá todas las dificultades, es el amor el único horizonte que torna posible la esperanza en cualquier situación humana».
«Dios tiene corazón, un corazón sensible a nuestra realidad limitada y pecadora. Dios se siente especialmente atraído por nuestra debilidad, y se compadece de nosotros por su amor inmenso, enviando a su Hijo único para hacerse hermano nuestro. Y este Hijo nos lleva sobre sus hombros a la casa del Padre», explica.
Mons. Demetrio Fernández resalta que Jesús se entrega al extremo por un exceso de amor, «mostrando que nadie tiene amor mayor que el que da la vida por los hermanos», y completa diciendo que el Corazón de Jesús es sensible a nuestra correspondencia de amor, sufriendo cuando le damos la espalda y regocijándose cuando correspondemos a su amor.
«Es un corazón siempre dispuesto al perdón, es amigo que nunca falla. Celebrar la fiesta del Corazón de Cristo es celebrar todo esto, para sentirnos amados, profundamente amados, tiernamente amados hasta el extremo», enseña.
El Obispo de Córdoba resalta que «celebramos el amor del Corazón de Cristo para que de nosotros brote amor de correspondencia, amor de reparación por tantas ofensas que este Corazón recibe de los humanos de nuestro tiempo, amor que estimula la construcción de una nueva civilización del amor».
El prelado recuerda que junto al Sagrado Corazón de Jesús está el Inmaculado Corazón de María. «Este viernes y sábado recordamos una vez más que tales corazones viven y palpitan sincronizados. En el Corazón de Cristo no hay más que amor, que se traduce en obediencia al Padre y en servicio a los hombres», mientras que en el Inmaculado Corazón de María «no hay otra cosa que un eco de ese mismo amor, traducido en docilidad al Padre y en servicio maternal a todos los hombres.
«Dos corazones sincronizados en el mismo amor, para que nosotros aprendamos a vivir en esa sintonía», destaca. (EPC)
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