miércoles, 08 de mayo de 2024
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¿Por qué rezar ‘Anima Christi’ después de la Comunión?

Redacción (Viernes, 02-11-2018, Gaudium Press) La Iglesia Católica cuenta con una gran riqueza en sus oraciones y devociones, una de ellas, que con el paso del tiempo ha caído en el olvido, es la oración del «Alma de Cristo», en latín ‘Anima Christi’; una plegaria que se remota al tiempo medieval, naciendo probablemente alrededor del siglo XIV.

Lo cierto es que rezar esta oración con devoción tras la Comunión concede indulgencia parcial. Así consta en el Decreto ‘Enchiridion indulgentiarum’ de la Penitenciaría Apostólica: «Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que pronuncie cualquier fórmula piadosa legítimamente aprobada: en la acción de gracias después de la comunión (por ejemplo, Alma de Cristo, Oh mi amado y buen Jesús)».

El origen exacto de esta oración no se conoce, se cree que pudo ser compuesta en el siglo XIV o antes, pero por su contenido, se sabe que recuerda la Pasión de Jesucristo, y busca una mayor unión con la divinidad del Hijo de Dios desde su presencia real en la Eucaristía, de ahí que sea costumbre rezarla tras recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

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De acuerdo con el Decreto ‘Enchiridion indulgentiarum’ de la Penitenciaría Apostólica, orar devotamente «Alma de Cristo» tras la comunión, concede indulgencia parcial / Foto: Catholicus por Cathopic.

Son diversos los manuscritos de ese siglo que contienen la plegaria, uno de ellos se halla en el Museo Británico, e incluso hay traducciones al italiano, francés y alemán que datan justamente del siglo XIV. En la Biblioteca de Aviñón también se conserva un devocionario del Cardenal Peter de Luxemburgo, quien falleció en el año 1387, que contiene la oración. Algunos la han atribuido incluso a Santo Tomás de Aquino, otros dicen que fue el Papa Juan XXII quien la compuso, pero no hay certeza de que haya sido él. Lo que sí hizo el pontífice fue enriquecer la oración con innumerables indulgencias para quien la rezara con devoción.

Otro hecho que habla del origen de esta plegaria es la inscripción que se encuentra en las puertas del Alcázar de Sevilla, que contiene la oración, y data de fechas anteriores, entre 1350 y 1369.

También existe la creencia que fue San Ignacio de Loyola quien la compuso debido a que la incluyó en los «Ejercicios Espirituales», pero esto no es cierto debido a la existencia de los manuscritos hallados que son anteriores a su tiempo. Al santo sí se le atribuye la importante difusión que hizo de la plegaria a través de sus meditaciones.

La oración

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús, óyeme!
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de ti.
Del enemigo maligno, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame
y mándame ir a ti,
para que con tus santos te alabe,
por los siglos de los siglos.
Amén.

En latín

Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salva me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te,
in saecula saeculorum.
Amen.

De la redacción de Gaudium Press, con información de Catholic.net y Píldoras de Fe.

 

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