viernes, 19 de abril de 2024
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Cardenal Becciu pide a Cardenal Pell “no más provocaciones” y le dirige carta pública

El Cardenal Becciu responde así a una reciente indagación del Cardenal Pell ampliamente divulgada por los medios.

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Redacción (23/12/2021 15:06, Gaudium Press) Por intermedio de su abogado, Fabio Viglione, el Cardenal Angelo Becciu ha dirigido una carta abierta al Cardenal George Pell, quien en diversos intercambios con medios de comunicación ha cuestionado al purpurado italiano sobre su reticencia a dejar que las finanzas de la Secretaría de Estado vaticana en su tiempo fueras auscultadas por la Secretaría de Economía, y que últimamente lanzó un ‘desafío’ al Cardenal.

Leer también: El misterio de los dos millones 300 mil dólares para el Cardenal Pell desde la Secretaría de Estado

En conversación reciente con el National Catholic Register, el Cardenal Pell dijo que está comprobada la transferencia de dos millones trescientos mil dólares australianos desde el Vaticano a Australia, con la autorización del Cardenal Becciu, supuestamente para la defensa del purpurado australiano, pero que de ese dinero “ciertamente no hemos recibido nada”.

¿Para qué fue enviado el dinero?”

Y por esto, el Cardenal Pell lanzó una pregunta, que ha retumbado en muchos órganos mediáticos: “Tengo una pregunta para el Cardenal Becciu”; “¿Puede decirnos para qué fue enviado el dinero?”. “Y si no tiene nada que ver conmigo o [fue] con propósitos completamente inocentes, bueno, estaría bastante complacido y podemos seguir con nuestras vidas”, recalcó el Cardenal Pell.

Pues a este requerimiento ha respondido el Cardenal Becciu, con la carta abierta referida.

“Reverendísima Eminencia – reza la Carta – la inminencia de la Navidad llama a todos a elevados sentimientos y, especialmente a nosotros los creyentes, a ser testimonios creíbles del mensaje de fraternidad que sale de la gruta de Belén. En virtud de estas convicciones, tomo la iniciativa de escribirle en esta forma pública. Créame, lo hago forzando todos mis deseos contrarios, ahora constreñido por sus numerosas intervenciones en muchos medios de información que en repetidas ocasiones han tenido como objeto, lamentablemente, mi persona, con argumentos que he sentido ofensivos para mi dignidad personal y para el servicio eclesial que, con entusiasmo, obediencia y fidelidad, he tratado de ofrecer, a lo largo de las décadas, al Santo Padre y a la Iglesia”.

Afirma el Cardenal Becciu que no responderá “a ninguna de sus reconstrucciones, cuya falta de fundamento es, sin embargo, manifiesta: lazos de profundo respeto a la Santa Sede que hemos representado, así como la dignidad cardenalicia que ostentamos, deben impedir estas públicas provocaciones, difícilmente comprensibles a nuestros fieles y a quienes bien esperarían otra actitud de hombres de Iglesia. Además, no podría entrar en el mérito de las cuestiones que repetidamente usted ha planteado por tratarse de temas elevados, exigentes y ciertamente reservados. Usted, más que nadie, sabe y conoce los dolores de una acusación injusta y los sufrimientos que un inocente – que, no menos que usted, soy yo – debe soportar durante un juicio, al que actualmente están dedicadas todas mis energías, empleadas en en mi defensa y en cumplimiento de las reglas que ella me impone, entre las cuales el respeto por el Tribunal. Incluso este último aspecto por sí solo debería haber alentado una mayor confidencialidad, ciertamente no en la expresión de sus legítimas opiniones en el interés superior de la Iglesia y de su administración, pero sobre mi persona y sobre – repito – acusaciones manifiestamente infundadas, en un momento tan delicado de mi experiencia de vida, que dificulta aún más la defensa mi reputación”.

Responderá al Juez tercero e imparcial

Precisamente por “el respeto absoluto que le tengo al Tribunal, fuerte y vivo en mí no le responderé públicamente, sino que esperaré el momento oportuno, ante el Juez tercero e imparcial, para responder punto por punto y hacer apreciar a las instituciones judiciales vaticanas la absoluta falta de fundamento de las acusaciones contra mí. Hasta entonces, confío en que mi llamado público, extendido en todo caso con un sentido de fraternidad y comunión eclesial, pueda mejor aconsejarlo a una actitud diferente, absteniéndose de involucrarme aún más en el discurso público. Tanto, por el respeto debido a un hermano – a un hombre – empeñado en una dura batalla que, como cristiano incluso antes que acusado, no dudo en definir de verdad y de justicia”.

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