domingo, 28 de abril de 2024
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Cardenal Müller: la relación del sínodo, collage de temas controvertidos

Sigue el Cardenal Gerhard Müller, antiguo prefecto de Doctrina de la Fe, dirigiendo sus dardos contra las pasadas sesiones romanas del Sínodo de la Sinodalidad.

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Redacción (07/11/2023, Gaudium Press) Sigue el Cardenal Gerhard Müller, antiguo prefecto de Doctrina de la Fe, dirigiendo sus dardos hacia las pasadas sesiones romanas del Sínodo de la Sinodalidad y su documento resumitivo, esta vez en declaraciones al diario italiano Il Giornale, diciendo entre otras cosas que la Iglesia no puede cambiar la doctrina: “Dios creó al hombre y a la mujer, no 60 géneros”.

De hecho, para el purpurado alemán, curador de la Opera Omnia de Ratzinger, no hay mucho sentido en hacer un sínodo sobre la sinodalidad: “Nunca habría aconsejado al Papa elegir un tema como este. ¿Qué significa? El Sínodo en sí mismo es ya un concepto abstracto. Es un poco como hacer una asamblea sobre la ‘asambleariedad’. No tiene mucho sentido para mí”.

Para el Cardenal Müller, la relación fruto de los pasados 25 días de trabajo del sínodo en Roma, es un collage de temas controvertidos casi fuera de lugar, desde la posibilidad del diaconado femenino, la identidad de género, la intercomunión, hasta la abolición de la obligación del celibato eclesiástico.

Apunta el Cardenal lo ya dicho por diversos analistas, de que en rueda de prensa el relator general del Sínodo, Cardenal Jean Claude Hollerich, resaltó la aprobación de esos puntos controvertidos, diciendo que “la resistencia no es tan grande” y que “en un Estado democrático, si tuviéramos resultados similares para la aprobación de una ley en el Parlamento, estaríamos muy contentos”. A esto responde el Cardenal Müller diciendo que esas declaraciones son muy discutibles, y que entra en contradicción Hollerich quien ya había declarado, como lo hizo Francisco, que el sínodo no era un Parlamento.

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En cualquier caso, ratifica el purpurado alemán que la Iglesia no es un régimen ‘democrático’: “los votos de los obispos en un Concilio o en un Sínodo no son votos que representen la voluntad del pueblo o de una oligarquía, porque los obispos hablan como testigos de la verdad”. “Los obispos e incluso el Papa no son el Señor [Cristo], no son los dueños de la Iglesia, sino sólo sucesores de los apóstoles”, precisa.

La contribución de los obispos en un sínodo, “institución hecha para dejar participar a los obispos en el gobierno de la Iglesia universal”, se hace sobre “la base de su ordenación” episcopal, no de algún carácter representativo. Querer pensar en una especie de representatividad episcopal, se incluye en “una tendencia a relativizar el oficio de los obispos, equiparándolo al de los laicos, pero haciendo así, el único que queda con el magisterio es el Papa”.

Para el Cardenal Müller, quien así piensa, se estaría alejando del Concilio Vaticano II, aunque sea de forma subconsciente: “No digo que lo hagan voluntariamente, pero tal vez necesiten estudiar mejor los documentos conciliares”, expresa el Cardenal. “El Vaticano II quería superar este aislamiento del Papa del resto del colegio episcopal, pero ahora lo han distanciado”.

Poca teología

Para el Cardenal en las sesiones pasadas del sínodo hubo poca teología, y demasiada psicología y sociología: “Hubo una mezcla entre argumentos teológicos, análisis sociológicos y psicología”, y aunque “la teología está en contacto con otras ciencias, especialmente con la filosofía”, es cierto que en un Sínodo de obispos “los argumentos como tales deben ser argumentos teológicos porque ésta es la esencia de la misión de la Iglesia, que no es una organización natural hecha por hombres, no es comprensible sólo con categorías de las organizaciones civiles”.

Particularmente a los delegados laicos para este evento, el Cardenal Müller les recomienda profundizar en el estudio de las constituciones del Concilio Vaticano II, sobre todo la Lumen Gentium y la Dei Verbum.

Es claro que en un ambiente como estos puede haber un diálogo sobre opiniones opuestas, entre tanto, la fe no puede verse comprometida, y da un ejemplo: “San Buenaventura y Santo Tomás han tenido un estilo diverso en teología, pero la misma fe”; “o creemos en la naturaleza divina de Cristo o no. Tertium non datur [No hay tercera opción]”, dijo el Cardenal.

Da otro ejemplo: “Tenemos siete sacramentos, no dos como los protestantes. Así, no podemos hacer concesiones y y tal vez encontrarnos [con los protestantes] en cinco porque un sacramento es la transmisión de la gracia divina”.

Termina su entrevista con Il Giornale aconsejando al Papa algunos temas sobre los cuáles la Iglesia debería mejor interrogarse: la pérdida de la fe de los jóvenes, en países que antes eran cristianos como Italia; el aumento de los suicidios, síntoma del profundo nihilismo en que viven sociedades ex cristianas; el transhumanismo, teniendo en vista el auge de la inteligencia artificial.

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