viernes, 04 de octubre de 2024
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Cardenal Sarah: los sacerdotes renuncian “al matrimonio, a la familia, a las ganancias” por Cristo

El purpurado guineano ordenó 12 presbíteros, en reciente visita a Camerún.

Cardinal Robert Sarah

Foto: Wikimedia Commons

Redacción (11/04/2024 16:33, Gaudium Press)  El Cardenal Robert Sarah, prefecto emérito del dicasterio del Culto Divino, estuvo recientemente de visita en Camerún, adonde llegó el 2 de abril pasado.

Tras ordenar 12 sacerdotes en la plaza de festejos de la ciudad de Obala, el pasado 6, al norte de la capital Yaundé, el purpurado se reunió con los obispos que desarrollan su asamblea plenaria del 7 al 13 de abril.

A los sacerdotes ordenados, el Cardenal Sarah recordó el significado del sacerdocio ministerial:

Ser sacerdote, dijo, “es llegar a ser, de hecho, Jesucristo mismo. Es prolongar su presencia salvadora entre los hombres; es esforzarse, cada día, en llevar por todas partes y siempre en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, e irradiar su presencia para darle a Dios su lugar central y prioritario en el mundo, porque un mundo sin Dios es un mundo sin esperanza.”

Siendo el signo que recuerda la primacía de Dios en un mundo cada vez más frívolo, indiferente e incluso hostil a Jesús, a su Evangelio y a su Iglesia, “el sacerdote hace visible la presencia de Dios”, afirmó el cardenal guineano.

Por eso, continuó, “ser sacerdote es el regalo más grande que Dios le ha dado a la humanidad, porque nos da y nos ayuda a continuar la obra de evangelización iniciada por Jesús”.

Es claro que el sacerdote “debe estar atento al rebaño del que el Espíritu Santo os ha hecho guardianes para pastorear, en comunión con vuestro obispo”, restableciendo con su ministerio la comunión entre Dios y los hombres.

Nutridos en el amor a Jesús, renuncian a bienes, porque solo Dios es su único bien

El sacerdocio se nutre en un amor supremo y exclusivo a Cristo, porque “pastorear a las ovejas es ciertamente un acto de amor y solo si amamos exclusivamente a Jesús podremos tener la autoridad y la responsabilidad de guiar al pueblo de Dios.”

Ilustró el Cardenal Sarah a que el sacerdote haga “lo que esté a su alcance para que Cristo brille en él. El alma del sacerdote debe ser pura, más pura que los rayos del sol, para que el Espíritu Santo nunca lo abandone y pueda decir: ‘Estoy crucificado con Cristo; Vivo, pero ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí’”.

El Cardenal Sarah también habló de las renuncias que hace el sacerdote, en función de su altísima misión, tras las huellas de Cristo: “Los sacerdotes, porque están radicalmente consagrados, ofrecidos y entregados a Dios, renuncian al matrimonio, a la familia, a las ganancias materiales y económicas. Solo Dios es su único bien, su único amor, su única felicidad y su herencia”, explicó.

Renunciando al poder, a todos los bienes y a toda familia, “los sacerdotes deben imitar y encarnar la pobreza de Jesucristo, el Hijo del Hombre, que no tenía dónde recostar su cabeza, para elegir solo a Dios como su única riqueza”, añadió el purpurado, invitando a los presentes a orar y acompañar a los 12 nuevos sacerdotes en su ministerio sacerdotal.

Con información de Vatican News.

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