miércoles, 04 de diciembre de 2024
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Caso inédito: Vicepresidente de episcopado italiano a defenderse de acusación de vilipendio a religión

Todo se refiere al proceso judicial sobre la exposición que muchos calificaron de blasfema en la iglesia de Carpi.

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Redacción (22/11/2024 09:29, Gaudium Press) Resurge en el noticiario el caso de la exposición que muchos calificaron de blasfema en la iglesia de Carpi, en Italia: el Juez de instrucción ha rechazado el pedido de la fiscalía y ahora el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana y Obispo de Modena, Mons. Castelluci, deberá comparecer ante el juez acusado de vilipendio de sentimiento religioso.

Leer también: Muestra que muchos consideran blasfema en iglesia en Carpi, al Obispado no le parece

Todo comenzó cuando dio inicio la exposición Gratia Plena en la iglesia de San Ignacio de Carpi, que iría desde el 2 de marzo al 2 de junio del presente año. Poco después de iniciada la muestra, y en el concepto de no pocos, las representaciones expuestas de Jesús, la Virgen y la Magdalena eran blasfemas y obscenas.

Por ejemplo, había un Cristo, colocado bajo el altar mayor, sobre el cual se vierte “un hombre cuyo rostro está completamente vuelto hacia las partes íntimas de Nuestro Señor”, para no entrar en más detalles que para muchos rondan el asco.

Cuando surgieron las críticas, la guía de la exposición realizó explicaciones ‘conceptuales’, como que el artista tal vez quería provocar, pero que la representación de ese cuadro específico de Jesús lo que se veía era a Longinus “aplastando” las costillas del Cristo, algo que por lo demás nunca ocurrió durante la Pasión.

La Nueva Brújula Cotidiana, medio que cubrió con destaque los hechos, hablaba de otra representación de Jesús, estilo “rubio oxigenado que lleva un mono [traje de oficio, de una sola pieza] ajustado del orgullo gay mientras hay personajes desnudos que lo sostienen”. La contestación del Obispado, ante la ola de reacciones en contra —que obligó a cancelar anticipadamente la muestra—, fue decir que no había “ninguna imagen blasfema en el Museo Diocesano” en la muestra del artista Saltini, la cual constituía una propuesta “cultural del diálogo entre la Iglesia y el arte contemporáneo”, dentro de un “clima del camino sinodal, también con los artistas y corriendo el riesgo de que un lenguaje provocador desconcierte a alguno”.

Algunos fieles presentaron entonces por esos días una denuncia, por ofensa a los sentimientos religiosos, que siguió su proceso llevando a que el 20 de noviembre pasado el juez de indagación preliminar, Andrea Scarpa, no aceptase el pedido de sobreseimiento presentado por la fiscalía: el proceso debe continuar. No solo están acusados el Obispo Mons. Erio Castellucci y el artista Saltini, sino también los curadores Claudio Bellini y Cristina Muccioli, bajo el cargo de vilipendio a los sentimientos religiosos, artículo 403 del código penal. La próxima audiencia está fijada para el 20 de enero del 2025.

En palabras del abogado que representa los intereses de los acusadores, Francesco Minutillo, hay satisfacción pues “finalmente tendremos un juez ante el cual podrá salir la verdad sobre los contenidos blasfemos de la muestra habida en la iglesia de Carpi”.

En estos meses, según Minutillo, “la Fiscalía ha realizado una investigación que consideramos insuficiente y, por ello, hemos solicitado numerosas investigaciones en profundidad, entre ellas la audiencia de monseñor Francesco Cavina, el periodista Andrea Zambrano y monseñor Ermenegildo Manicardi”.

Pero por si no faltasen ingredientes rocambolescos al escenario, la Nuova Bussola ha publicado que documentó el descubrimiento del abogado Francesco Fontana de Iustitia in Veritate: el abogado “demostró que, contrariamente a lo que siempre ha sostenido la diócesis, es decir, que las obras eran fruto de la elaboración artística y espiritual de Saltini, en realidad habían sido copiadas palabra por palabra de una coreografía de un coreógrafo griego, Dimitris Papaioannou. En resumen, además de una blasfemia, la exposición de Carpi resultó ser también una estafa sensacionalista en perjuicio de los fieles, a quienes se les había explicado que las obras entraban dentro del camino sinodal llevado a cabo por la diócesis de Carpi”.

Es pues un caso que todo indica será único en la Historia: un Obispo católico, que deberá defenderse de la acusación de ofensa a los sentimientos religiosos de los fieles.

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