martes, 16 de abril de 2024
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El P. Amorth, Santa Teresita, y la hollywoodiana y mentirosa campaña de marketing de satanás

Ya salió el trailer de la anunciada película sobre el Padre Amorth.

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Foto: Carmelo de Lisieux

Redacción (25/02/2023 15:15, Gaudium Press) Sin dárnoslas de Isaías profetas, pero ya sospechábamos que ese vivo interés del gran Hollywood por la figura del valiente exorcista Padre Amorth no era tan cándido ni tan puro ni tan fidedigno, y que más bien debíamos guardar nuestras sospechas y otorgarle al futuro filme el beneficio de la desconfianza.

Noticiaban los medios a mediados del año pasado (Gaudium Press también lo hizo), que una productora subsidiaria de la gigante Sony Company ya había contratado nada más ni nada menos que al famoso Russell Crowe, para interpretar a ese sencillo cura paulino, que por su ministerio, obras y fundación se hizo famoso en el mundo entero en su labor de exorcista de la diócesis de Roma.

Y ahora ya salió el trailer de El Exorcista del Papa, que gracias a Dios ya recibe las malas críticas de especialistas católicos como el Padre Fortea, también exorcista, quien dice que en la película “la acción del demonio sobre los posesos es exagerada” y que aunque la productora diga que está “basada en los archivos del Padre Gabriele Amorth, exorcista principal del Vaticano”, más bien debería anunciar que “cualquier parecido con la realidad [de la vida del P. Amorth] es pura coincidencia”, es decir, inexistente.

Viendo el avance, ya se puede coincidir en otra de las críticas que hace el P. Fortea a la película de Sony, como es la de que su guión salido del comúnmente anticlerical Hollywood coloca con frecuencia al buen exorcista en contraposición con su Iglesia: él es allí el objeto de las conjuras permanentes de su Iglesia, el Católico Padre Amorth tal vez sea bueno pero la Católica Iglesia de la cual es ministro no es buena. Ya estamos acostumbrados a que en estos terrenos el gran Hollywood no da puntada sin dedal; no es sino recordar las recientes películas sobre Papas, o las plasmadas en la gran pantalla de los bulos del imaginativo y mentiroso Dan Brown.

Además –y también con solo haber visto el trailer– ya se puede constatar el principal veneno del filme, común a otras películas del género, cual es la manifiesta debilidad de la Iglesia ante la forma cuasi omnipotente en que se presenta el poder del maligno, algo que termina valiendo a una especie de campaña de marketing aduladora de satanás: sacerdotes que son levantados en el aire y destripados en paredes y espejos por demonios; escenas donde el P. Amorth se muestra temeroso, huidizo, tiranizado por el demonio, herido y vomitando sangre a causa del demonio; un pobre Papa en rictus de derrame terminal fruto de la acción del demonio… en fin, nada del imperioso Vade retro me satana de Cristo, sino un casi “Huyamos todos, que llegó el mismísimo…”.

Sin embargo, y después de constatar que de acuerdo a la teología católica el poder del demonio sí es grande, debemos recordar y afirmarnos en lo que nos enseña la fe y constata la Historia y la buena práctica, de que con su poder Cristo venció a la muerte, al pecado y al maligno, y que ese poder se lo transmitió a la Iglesia. No solo a sus ministros: no es sino mirar el ameno video en el que el P. Dartagnan Oliveira de los Heraldos del Evangelio cuenta el sueño de carácter místico que un día tuvo Santa Teresita de Lisieux.

Narra Santa Teresita en su Historia de un Alma, que un día tuvo un sueño muy diferente a los habituales, extraño, en el que se veía niña aún, caminando en un campo abierto, algo así. En cierto momento ella contempla a distancia un barril, y encima del barril a unos demonios saltando, en desorden. Ella ve aquello, le parece raro, pero ella que era niña no tuvo miedo del demonio. Teresita se aproxima, mira a los demonios, y los demonios… ¡ellos sí se llenan de miedo y salen todos corriendo!! Entonces se van atrás de un lugar y desde ahí fisgoneaban a ver si la niña Teresita los estaba viendo. Entonces, Santa Teresita sigue su correría persecutoria anti-satanás, va hasta ellos, pero antes de que llegue, los bichos vuelven a huir.

No fue solo que el demonio no pudo nada contra la inocente niña, sino que salió huyendo despavorido de sus largos y dorados rizos y su estado de gracia, como gallinita asustadiza y clueca –esa sí– que lleva el diablo. Claro, era una Teresita bautizada e inocente la que con su mera presencia venció a satanás.

Un mero sueño, dirá alguno.

No.

La Historia registra innúmeros hechos similares, como por ejemplo los exorcismos que realizaba Santa Catalina de Siena contra demonios escandalosos, donde a veces la lucha era ruda, pero en los que también a veces era su sola presencia, o una mera orden de la santa. Porque al final es el poder carismático de Cristo el que ahí se estaba manifestando, que torna patente que el demonio no es sino mero títere de Dios, de la Virgen, de los Ángeles y de los que invocan su poder.

Cuando Dios permite que el demonio se manifieste de forma escandalosa, es simplemente para que Dios manifieste más su poder, sea para derrotarlo, o sea para decirle a los hombres que sin Dios nada podemos hacer.

Entonces no hay que creer en las campañas de marketing de satanás, sino más bien afiliarse cada vez más a la sociedad de hijos de la Virgen, hacerle marketing a la Virgen y tranquilos, adelante, sin miedo, que Ella y Él ya lo vencieron.

Por Saúl Castiblanco

(P.S.: ¿Se le dañó la película a algunos? Sorry… la intención fue de mera vacuna, para prevenir enfermedad).

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