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Mons. John Esseff, sacerdote de la diócesis de Scranton, Pensilvania, es uno de los exorcistas más veterano de los EEUU. Tiene 92 años.
Mons. John Eseff señala que «Jesús desea ser rey de todo el mundo».
Scranton–Pensilvania (08/06/2020 10:52, Gaudium Press) Promover la devoción al Sagrado Corazón de Jesús fue la petición que Nuestro Señor hizo a Santa Margarita María Alacoque en la segunda mitad del siglo XVII. A ella Jesús prometió innumerables gracias a todos aquellos que se confiaran a su Sacratísimo Corazón.
Una devoción que necesita aún hoy ser extendida por el mundo entero, y que requiere de apóstolos, como Santa Margarita, que la propaguen en todos los rincones de la tierra.
Este es el llamado que recibió años atrás Mons. John Esseff, sacerdote de la diócesis de Scranton, Pensilvania, uno de los exorcistas más veteranos en los Estados Unidos –tiene 92 años–, quien fue director espiritual de la Madre Teresa de Calcuta.
Su vocación sacerdotal está estrechamente vinculada con el Sagrado Corazón de Jesús y una experiencia mística que vivió en Roma en el año 1959. El presbítero narró su experiencia al National Catholic Register.
“Enseña el amor de mi Sagrado Corazón”
Cuenta que un día decidió visitar dos de las Basílicas papales en la Ciudad Eterna; Santa María La Mayor y San Juan de Letrán. En esta última, al ingresar a la Capilla del Santísimo Sacramento tuvo una de las experiencias más abrumadoras de su vida:
“Estaba abrumado por la presencia, la majestad, el asombro y el poder de Dios. Fue tan abrumador que no pude ponerme de pie”, relata.
“Me sentí forzado a ponerme de rodillas y en un instante estaba postrado en el suelo frente al Santísimo Sacramento. La asombrosa presencia de Dios se apoderó de mí y estaba temblando y llorando. Todo lo que le pude decir al Señor fue: ‘¿qué quieres Señor?’”, prosigue.
Cuenta que en estado de éxtasis en ese momento el Señor le respondió: “Caridad”; y cuando ya volvió en sí, se acercó emocionado, llorando al Santísimo, preguntándole de nuevo: “¿Qué quieres Señor?”. Nuestro Señor, le dijo que “Amor”.
Continuó allí otro largo rato y de nuevo ante el Sagrado Sacramento, Esseff se tumbó en oración al suelo, y sintió cuando el Señor le dijo: “Enseña el amor de mi Sagrado Corazón”.
Pasó un momento, y el sacerdote escuchó luego: “Aprende más sobre el Papa enterrado sobre esta capilla”.
Comprendió que se trataba de León XIII, que en 1899 consagró el género humano al Sagrado Corazón de Jesús.
Devoción significativa en su sacerdocio
Al regresar a casa, Esseff también se dio cuenta que la devoción al Corazón de Cristo sería una parte significativa en su sacerdocio.
“Se convirtió en mi devoción personal y en una que he promovido en otros. He llegado a ver que Jesús desea ser rey de todo el mundo y debo promover esta devoción a todos”, ha indicado.
“El Sagrado Corazón enciende al fuego del amor en cada corazón. Si tienen a Jesús, no importa la denominación tiene el fuego y ese fuego es el Espíritu Santo”, agrega.
Como sacerdote, especialmente como exorcista, ha visto cómo el Corazón de Cristo transforma. Su imagen la ha entronizado en prisión, viendo grandes conversiones. “Toda institución necesita ser transformada; judiciales, hogares de ancianos, instituciones de metales, escuelas, toda la sociedad necesita experimentar la civilización del amor”, afirma.
Por eso no es de extrañar que Esseff como exorcista esté muy ligado al Sagrado Corazón, ya que –como señala– “El único que puede vencer a Satanás es Jesús. El vencerá el reino del mal con la luz”.
Con información de NCR y Religión en Libertad.
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