viernes, 26 de abril de 2024
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En la diócesis de Veracruz, México, ‘funerales’ vía internet o llamada telefónica

El vocero de la diócesis afirmó que “los funerales o las exequias lo hacemos vía llamada telefónica”.

Cuerpo Juan Pablo II

Cuerpo de S. Juan Pablo II, velado en la Basílica Vaticana

Veracruz (01/06/2020 11:21, Gaudium Press) Según reporta Alcalorpolitico.com, por ocasión de la pandemia de Covid-19, en la diócesis de Veracruz en México, algunos ritos funerarios se están realizando vía Facetime o Zoom.

Los funerales o las exequias los hacemos vía llamada telefónica, a través de Facetime y nos hacemos cercanos a las personas, o a través del Zoom hacemos el rito, ya que tenemos prohibido hacer celebraciones públicas con personas para evitar el contagio (…). Es una oración que se hace pidiendo a Dios por el difunto y por los familiares, alguna lectura, algún responso, la oración y la bendición”, afirmó el P. Víctor Díaz Mendoza, portavoz de la diócesis.

Se entiende lo anterior, como que lo que se está haciendo es una mera bendición y no “funerales” en el sentido estricto del término.

En diversos lugares del mundo, por estos días, fieles han manifestado su profundo dolor por no haber podido dar ‘cristiana sepultura’ a sus seres queridos, muchos de ellos muertos por la Covid-19.

En ese sentido, diversos pastores han manifestado su intención en el sentido de que apenas las condiciones lo permitan, se celebrarán misas por los cristianos fallecidos a quienes no se les pudo celebrar misas funerarias.

Funerales católicos

Fundamentalmente los rituales católicos con ocasión del fallecimiento de una persona son tres: la Vigilia, o velación, que es el acompañamiento que se realiza del cuerpo de la persona que ha fallecido, donde se reza por ella, se da la condolencia a los familiares, etc. La vigilia se realiza en la casa del difunto, en una funeraria, en la Iglesia, en diferentes lugares.

Después viene la misa funeraria, donde en la eucaristía se encomienda el alma del difunto a la misericordia divina, y se pide al Señor que fortalezca a los familiares que quedan en la tierra. Se recuerda en esta liturgia que si el fallecido entró a la Iglesia con el bautismo, y si fue fortalecido en su vida con los demás sacramentos de la Iglesia, ahora ese cuerpo se halla por última vez en la Iglesia, y se pide para que Dios lo acoja en la vida eterna. Este, evidentemente, es el principal rito de la Iglesia para un difunto.

Después se realiza el rito de la sepultura, donde el ministro de Dios continúa sus oraciones por el fallecido, y en esta ocasión alude al cuerpo del mismo, manifestando el gran respeto de la Iglesia por este cuerpo, cuerpo que fue portador de un alma cristiana. Se recuerda que al final de los tiempos, se dará el día de la resurrección donde las almas se juntarán con los cuerpos.

Es también piadosa costumbre ofrecer misas por el alma del difunto, tiempo después de su fallecimiento, por ejemplo al mes, al año.

Imposibilidad de sacramentos vía internet

El pasado 15 de marzo, el obispo de Caravelí (Perú), Mons. Reinhold Nann, había autorizado mediante comunicado, a «que los sacerdotes puedan escuchar confesiones por teléfono». Esta autorización fue posteriormente negada, tras la publicación el 20 de marzo, de una Nota de la Penitenciaría Apostólica sobre el Sacramento de la Penitencia, donde se recuerda la presencialidad para la celebración individual de la reconciliación sacramental, y que la confesión individual «representa el modo ordinario de celebrar este sacramento».

En ese mismo sentido se pronunció el P. Thomas Weinandy, indicando que la «presencia física es absolutamente válida para la promulgación del sacramento».

Por analogía, y en tesis, los ritos de exequias también requieren la presencialidad del ministros sagrado junto al cuerpo del fallecido.

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