martes, 16 de abril de 2024
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Jesús nos pide, en unión con él, remar mar adentro y echar las redes con confianza

En el Ángelus dominical, Francisco comentó el evangelio, que trata de cuando Cristo convirtió a Pedro pescador de hombres.

San Pedro va donde el Cristo 2

Redacción (07/02/2022 09:29, Gaudium Press) En el Ángelus de ayer domingo, el Papa comentó el evangelio del día e hizo una reflexión sobre lo que es el obrar junto con Dios.

San Pedro, relata San Lucas (5, 1-11) había pescado toda la noche en el lago de Genesaret, sin fruto. Estaban ya los pescadores en la orilla, lavando las redes, cuando el Señor, que es soberano y dueño de todo, se sube a la barca de Pedro y le ordena que la aleje un poco de la orilla, desde donde comenzó a predicar a la multitud.

Después de que Jesucristo terminase su prédica, le ordena a San Pedro que vaya mar adentro y eche las redes. Después de una duda de Pedro, cumple la orden del Señor y las redes de tan llenas se rompían. Entonces Pedro, de temperamento sanguíneo, buen espíritu y muy impresionable, declara la fe en Cristo. “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!”

Dijo Francisco: Jesús “Pide precisamente esa barca, que no está llena de peces, sino que ha regresado a la orilla vacía, tras una noche de trabajo y decepción. Es una bella imagen para nosotros también cada día la barca de nuestra vida abandona la orilla de nuestro hogar para adentrarse en el mar de las actividades cotidianas” y con frecuencia experimentamos la “noche de las redes vacías”.

La barca vacía de peces es símbolo de nuestra incapacidad

Pero el Señor quiere subirse a nuestra barca. “Precisamente esa barca vacía, símbolo de nuestra incapacidad – subrayó el Pontífice – se convierte en la ‘cátedra’ de Jesús, en el púlpito desde el que proclama la Palabra. Esto es lo que le gusta hacer al Señor: subir a la barca de nuestra vida cuando no tenemos nada que ofrecerle; entrar en nuestros vacíos y llenarlos con su presencia; servirse de nuestra pobreza para proclamar su riqueza, de nuestras miserias para proclamar su misericordia”. A todos nosotros el Señor nos dice “Déjame subir a la barca de tu vida”, y luego “Rema mar adentro”.

“No era una hora adecuada para pescar, pero Pedro confía en Jesús. No se apoya en las estrategias de los pescadores, que conocía bien, sino en la novedad de Jesús”, expresó Francisco.

Tanto en nuestra vida personal, como en la vida de la Iglesia, siempre se puede volver a empezar, porque Cristo abre nuevas perspectivas.

“Ahuyentemos el pesimismo y la desconfianza y entremos mar adentro con Jesús. Incluso nuestra pequeña barca vacía será testigo de una pesca milagrosa”.

Con información de Vatican News

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