La eutanasia conquista Quebec: en el 2023 será el 7% de todas las muertes

Lograr contener la avalancha es casi imposible cuando la eutanasia se volvió ‘terapéutica’, en lugar de los verdaderos cuidados para una vida débil que son los paliativos.

Foto: Niklas Kickl en Unplash

Redacción (23/08/2023, Gaudium Press) En la gran provincia de Quebec, en Canadá, ocurre ya algo parecido a lo que pasa en Holanda y en otros lugares, pero hasta peor. La eutanasia, que al principio fue presentada como una solución misericordiosa para unos pobres y sufridores enfermos terminales, hoy es vista como una opción normal y fácil para acabar la vida.

Es lo que claramente afirma The Christian Institute, repitiendo a la autoridad civil: “los quebequenses ven cada vez más la eutanasia como una alternativa legítima a la muerte natural, afirmó el jefe del gobierno”.

La eutanasia fue legalizada en Quebec en el 2014 y desde entonces quienes piden esa muerte no han hecho sino aumentar, de 63 en el 2015-2016 a 3,663 en el 2021-2022.

Por esto Michel Bureau, presidente de la Comisión de Cuidados de Fin de la Vida de Quebec, dice que las llamadas ‘salvaguardias’ de la legislación podrían estar en peligro de ser violadas, y que un número creciente de individuos piden la eutanasia para “todo tipo de enfermedades”. Es lo que ha pasado en todos los países que fueron introduciendo es “muerte piadosa”, caminando a usarla sin discriminación.

Solo que las cifras de Quebec se llevan por delante a países pioneros en esta muerte: Se prevé que el porcentaje de muertes por eutanasia en la provincia canadiense supere el siete por ciento en 2023. “Eso es más que en cualquier otro lugar del mundo: 4,5 veces más que Suiza, tres veces más que Bélgica, más que los Países Bajos”, dice Bureau.

Rota la presa, el agua rueda encabritada río abajo, y no sirven mucho los palos para contenerla, que es lo que parece querer hacer la Comisión de Cuidados de Fin de la Vida de Quebec, al advertir a los médicos que no administren drogas letales a pacientes no elegibles e instarlos a establecer más tiempo entre citas para que los solicitantes reconsideren su decisión de ser sometidos a la eutanasia.

Pero lograr contener la avalancha es casi imposible cuando la eutanasia se volvió ‘terapéutica’, en lugar de los verdaderos cuidados para una vida débil que son los paliativos, además de los espirituales.

Entre tanto, aunque la Comisión está asustada con las cifras, la legislación sigue abriendo el boquete del dique aniquilador: En junio, Quebec amplió la eutanasia a aquellos que se considera que tienen una “discapacidad significativa y persistente”. Además esa nueva legislación es un atentado contra la libertad de asociación y de trabajo de los hospicios de cuidados paliativos, pues los obliga a ofrecer la eutanasia.

Alex Schadenberg, director ejecutivo de la Coalición para la Prevención de la Eutanasia, criticó la nueva ley por promover el “concepto eugenésico, de que ciertas vidas no valen la pena ser vividas” y advirtió que abarcará a más sectores de la sociedad en el futuro. Nada raro para quien comenzó el camino. Sociedades en agonía. (SCM)