jueves, 28 de marzo de 2024
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Obispo Munilla: los mitos que corren, donde está y cómo se combate al demonio

Mons. José Ignacio Munilla realizó conferencia sobre la lucha contra el enemigo del alma.

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Foto: Screenshot YouTube En Ti Confío

Redacción (31/05/2023 15:11, Gaudium Press) El Obispo de Orihuela-Alicante, en España, Mons. José Ignacio Munilla, en conferencia trató de algunos puntos fundamentales en la lucha contra satanás.

Aquí se los resumimos:

Los primeros, son ciertos mitos.

1. El primero, fundamental, es desconocer su existencia:

“El mayor truco del diablo es hacernos creer que no existe”. El mundo busca representarlo como una “personificación mítica del mal”, pero “la fe católica afirma con claridad que existen los ángeles”. “También los demonios, que no son sino ángeles caídos que han utilizado mal la libertad con que Dios les había creado”.

2. Pero tampoco hay que exagerar su importância:

“Con mucha frecuencia el rechazo de la fe no solo deriva en el ateísmo materialista, sino que acaba refugiándose en los brujos, supersticiones, en el satanismo… El demonio ha abandonado a Dios para entregarse al ocultismo, la brujería y la idolatría”, llegando al “absurdo” de creer que es “una entidad o un dios contrario al único Dios verdadero”.

3. En la línea del primer punto, hay algunos que afirman que Cristo cuando hablaba del demonio, solo hablaba “para su tiempo”:

Eso es algo que “no es aceptable”, porque “Jesús es el revelador del Padre y pensó, habló y actuó siempre con libertad respecto a los condicionamientos de su tiempo. Habló claramente de la existencia del malino y la llegada del reino de Dios se muestra en que Jesús curó a los enfermos, expulsó a Satanás y realizó los exorcismos mostrando su autoridad sobre el demonio”.

4. Algunos, sin negar la existencia del maligno, dicen que “”No es un tema del que convenga hablar hoy”:

Esto también es absurdo, porque tanto “en la Biblia como en la Tradición, Satanás no es una pieza secundaria que pueda ser eliminada”, sino “un elemento clave del misterio del mal”.

Es cierto también que al tratar este asunto, hay que hacerlo en tono “prudente y sobrio, no morboso”, pero también es cierto que “un tratado espiritual que eliminase el combate contra Satanás sería como un manual militar que evitara hablar de la aviación enemiga. Tenemos que hablar en verdad, como el Evangelio, sin dejarnos acomplejar por el tiempo que vivimos”, agregó.

El Obispo también dio pistas que delatan que el hombre se encuentra ante la presencia de su gran enemigo:

1. Cuando hay una inusual intensidad:

“Cuando el hombre llega a hacer ciertas barbaridades con una increíble maldad, uno puede intuir que el malino se ha cebado allí donde el mal es inexplicable.

2. Cuando se alcanzan altos objetivos estratégicos para el mal:

“Por ejemplo, cuando se arranca la fe en Dios conduciendo a la desesperanza, ahí hay un ataque estratégico. O cuando se trastoca la vocación sobrenatural de la Iglesia reduciéndola a una ONG”. O cuando se diluye la religiosidad por una vaga espiritualidad.

3. Cuando hay una desproporción entre causa y efecto.

Por ejemplo, cuando por un cotilleo o chismorreo, ocurren efectos “devastadores” como “destrucción de familias, la división de diócesis o la ruptura de amistades. «Hay tan desproporción entre el haber sido indiscreto cotilleando y su efecto que uno intuye que ahí está el maligno”, añadió.

Finalmente el Obispo habló de las armas que debemos usar contra la acción del demonio:

1. La lectura de la palabra de Dios, que sirve como espada contra los lazos del enemigo.

2. La oración, “totalmente necesaria” contra los influjos del demonio.

3. “Vivir en gracia de Dios”: cuando se vence al pecado, se vence al demonio.

4. Mirar la realidad con ojos de fe, es decir, de acuerdo a los principios de la fe católica.

5. Fidelidad a la doctrina y la disciplina de la Iglesia.

6. Apreciar y frecuentar sacramentos y sacramentales.

7. Saber que Cristo venció al demonio, lo sujetó, y que no nos puede dañar si no nos entregamos al pecado. “El poder de los demonios está sujeto a la providencia del Señor, que es capaz de usarlos como pruebas purificadoras en nuestra vida”.

Con información de Religión En Libertad.

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