martes, 23 de abril de 2024
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Parroquiana hace sencillo altar, donde había una estatua de San Junípero Serra, en Sacramento, EE.UU.

El pasado 4 de julio vándalos derribaron la estatua de San Junípero Sierra, ubicada en la ciudad de Sacramento.

Santuario san junípero

Sacramento (08/07/2020 13:51, Gaudium Press) El pasado 4 de julio, vándalos derribaron la estatua de San Junípero Sierra ubicada en la ciudad de Sacramento. Es la tercera estatua en el estado americano de California del santo español, que es vandalizada en el marco de las protestas por la muerte de George Floyd, ciudadano negro muerto por la policía en Minnesota, el 25 de mayo.

El pasado 4 de julio un vándalo primero quemó el rostro de la estatua de San Junípero en Sacramento, con un aerosol encendido. Luego un grupo de personas arrancaron la estatua de su pedestal usando correas; y cuando la estatua ya había caído la golpearon con un mazo y otros objetos.

Reacciona Audrey Ortega

Audrey Ortega, católica de la ciudad, no estaba en el lugar cuando la estatua fue arrancada de su pedestal, pero estaba siguiendo el cubrimiento del hecho por televisión.

Ella sabía “lo suficiente sobre él [San Junípero] como para saber que no era un mal hombre, y que no merece las historias inexactas que fueron retratadas en nuestros medios locales. No voy a guardar silencio sobre eso cuando tenga la oportunidad”, se dijo esta ama de casa, y parroquiana de la Catedral del Santísimo Sacramento, en declaraciones a CNA.

Y movida por estos sentimientos fue hasta el zócalo vacío y allí hizo un santuario improvisado para honrar la memoria del Santo. También llevó a otros para limpiar los graffitis que habían pintado.

Dijo ella que lo que más le había chocado era que los atacantes hubiesen aprovechado la oscuridad de la noche para realizar el acto. Según un testigo, solo necesitaron de 10 minutos para cumplir su cometido, tras lo cual se dispersaron, no sin antes hacer bailes y saltar sobre la estatua.

En el santuario improvisado colaboró el hijo de Audrey

El hijo de Audrey Ortega había frabricado una sencilla cruz de madera para la puerta de la casa familiar durante la Semana Santa. Audrey sintió que esa cruz debería honrar la memoria de San Junípero y la usó. Llevó también agua bendita, y un velón de Nuestra Señora de Guadalupe.

Dijo ella que sintió temor de acercarse al lugar pero que enfrentó el miedo y pronto tuvo su “lugar de oración” en el sitio donde solo quedaba un ‘tocón’ de la estatua. Ella inició a rezar el rosario y luego el viacrucis.

Estaba rezando por la paz y rezando por la seguridad de todos los involucrados», dijo. “Estoy de pie en tierra firme como católica… No quiero vivir con ira o amargura en mi corazón. Eso es lo que causó que la estatua fuera derribada en primer lugar”, manifestó.

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