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Los regidores de Pavía llegaron al extremo de penalizar a aquel que le diera alimento al santo.
Redacción (23/06/2021 09:05, Gaudium Press) San Lanfranco obispo de Pavía, uno de los santos que la Iglesia conmemora hoy, nació en Grupello, población vecina a Pavía, Italia, en una fecha no enteramente determinada del S. XII.
Hombre de paz, no dudó en defender con tesón los derechos de la Iglesia, ante el intento de las autoridades civiles de tomar sus propiedades.
Tan ardua fue la lucha, que una vez tuvo que ir al monasterio de San Sepolcro en donde buscaría la fortaleza y las luces divinas para continuarla.
Al regresar del monasterio, hubo una cierta calma pero pronto se retomaron los conflictos, queriendo los regidores municipales que buena parte de los ingresos eclesiásticos les fuesen cedidos para terminar las fortificaciones de Pavía, a lo que se opuso el obispo radicalmente.
Los regidores llegaron en su odio al punto de emitir una ordenanza que establecía como delito suministrar cualquier alimento al obispo, e incluso hornearle el pan.
Hambriento va a Roma
Amenazado por el hambre, San Lanfranco parte a Roma; el Papa Clemente III, conociendo de los hechos, advierte con severidad a los concejales de Pavía y hace que el obispo regrese a su sede.
El regreso de San Lanfranco fue bendecido por Dios, pues se había enterado que Salimbene, un hombre piadoso y amigo suyo, había sido elegido como magistrado mayor, y era el gobernador de la ciudad.
Tras la entrada del obispo, que fue recibido con aclamaciones por el pueblo, hubo un buen período de paz.
Pero siendo ya anciano y enfermo, el municipio reinicia sus reclamaciones y el obispo se declara incapaz de continuar la lucha. Renuncia al gobierno de la diócesis y decide tomar los hábitos de monje en la orden de Valleumbrosa, pero antes de que esto ocurriera, se agrava y muere.
Su biografía fue escrita pro Bernado Balbi, su sucesor en la sede de Pavía.
Con información de El Testigo Fiel
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