jueves, 28 de marzo de 2024
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San Pío V, luchó toda su vida, quisieron envenenarlo, pero un Cristo obró un milagro

El Papa dominico Ghislieri es el Papa que ayuda a organizar los guerreros de la Batalla de Lepanto.

San Pio V 1

Redacción (30/04/2021 07:27, Gaudium Press) Hoy celebramos a San Pío V, un coloso.

Nace Miguel Ghislieri en 1504 en Bosco, Italia, y cuando apenas tenía 14 años se revista del hábito de Santo Domingo. Se ordena luego sacerdote, y enseña filosofía y teología durante 16 años.

Fue maestro de novicios y superior de varios conventos de su augusta orden, donde fomenta la disciplina. Donde él se encontrase revivía el espíritu de Santo Domingo. Se destaca en los ejercicios al interior del claustro, en el amor al silencio, a la pobreza.

En 1556 el Papa lo nombra obispo de Nepi y Sutri. Fue nombrado Inquisidor de la Fe, y ejerce su oficio con prudencia, pero es objeto de persecución y corre peligro su vida.

Pablo IV lo hace Cardenal, lo que fue agradecido por muchos personajes de la Iglesia que ya admiraban su ser.

Solícito con quien quisiera

Casi se podía decir que todo aquel que quisiera hablar con el Cardenal Ghislieri lo podía hacer, y recibía a los que venían a tratar negocios serios, como a los que iban solo a importunarlo.

Sus gestos y actitudes iban revelando a los hombres que Dios forjaba en él la santidad.

Cuando es elegido Papa con el nombre de Pío V, reúne a los domésticos de la Casa Pontificia, les declara lo que espera de cada uno de ellos según su estado de vida, y les advierte que no acepta ninguna infracción a los principios de una piedad ejemplar, de lo cual él daba eximio ejemplo.

Muy austero de vida, usaba el traje dominico debajo de los trajes pontificios. Dormía en duro lecho.

Antes de acostarse se daba una escena maravillosa con el Papa: en la iglesia de San Pedro, el Papa empezaba a recorrer uno a uno los siete altares de la iglesia, tal vez acompañado por una o dos personas que portaban velas, y ahí rezaba por él, por la Iglesia.

Cuando tenía que tomar una decisión grave, primero se arrodillaba y consultaba, por veces por bastantes horas, a Dios Nuestro Señor.

Hablando con Cardenales, les decía que el medio más seguro de apaciguar la cólera de Dios era regulando sus vidas y sus casas: “Es la voz de Cristo que os dirige estas palabras: Vos sois la luz del mundo, vos sois la sal de la tierra…”.

“Roma era públicamente devorada por las cortesanas (…). Pío V publicó un edicto muy riguroso contra (…), expulsándolas de Roma y de los Estados pontificios”, cuenta un historiador de la Iglesia. Su reforma de costumbres en la Ciudad Eterna fue impresionante y notoria al cabo de pocos años.

Batalla de Lepanto

Tras seis años de un pontificado lleno de combates, entre los cuáles se destaca la lucha contra los turcos y la victoria en Lepanto, sus enemigos quieren matarlo. Una vez colocaron veneno en los pies del crucifijo que el santo tenía en su oratorio. Requinte de infamia.

Pero ocurre un milagro: Cuando San Pío V va a besar los pies del Nazareno, estos se despegan de la cruz y se apartan del respetuoso anciano. Entonces Pío V comprendió lo que había ocurrido.

Milagros frecuentes en la vida de este Pontífice. Como cuando por ejemplo, estando en Roma tratando de diversos negocios con varios cardenales, interrumpe de manera súbita la conversación y dice: “No es el momento de hablar de negocios; demos gracias a Dios por la victoria que ha concedido a los ejércitos cristianos”. Había conocido místicamente lo que pasaba a muchos kilómetros de distancia, la victoria de la flota cristiana sobre la otomana en Lepanto. Para conmemorar dicha victoria, incluyó en las Letanías de la Virgen, la invocación “Auxilio de los cristianos”, e instituyó una fiesta en honor del santo rosario.

Muere menos de un año después de la batalla de Lepanto, el 1 de mayo de 1572. Es canonizado en 1712.

Con información de El Testigo Fiel

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