viernes, 26 de abril de 2024
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Uruguay: Papa aprueba milagro para beatificación de don Jacinto Vera

Mons. Jacinto Vera, primer obispo de Montevideo, “guió a la Iglesia sudamericana, especialmente en los momentos difíciles, revitalizando la vida y la gracia del Evangelio entre todos, sin distinción”.

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Redacción (30/12/2022 15:21, Gaudium Press) Los obispos y católicos de Uruguay recibieron con entusiasmo el anuncio de la aprobación, por parte de la Santa Sede, del milagro obtenido por intercesión de monseñor Jacinto Vera y Durán, primer obispo de Montevideo, que conducirá a la beatificación del Siervo de Dios.

Tras el anuncio, el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, dijo que la Iglesia uruguaya espera que la beatificación se realice en mayo de 2023, en la capital del país.

El proceso de canonización de Don Jacinto Vera se inició en 1935. Años después, la Iglesia determinó que había causas para iniciar el proceso, otorgándole el título de Siervo de Dios, primer paso para ser declarado santo. En 2015, el Papa Francisco lo declaró Venerable, y el pasado 17 de diciembre, la Congregación para las Causas de los Santos, con la aprobación del Santo Padre, reconoció el milagro que permitirá su beatificación.

El milagro reconocido por el Papa Francisco fue la curación de María del Carmen Artagaveytia, ocurrida en 1936. Consta en el proceso que María del Carmen, entonces con 14 años, después de una operación de apendicites, contrajo una infección que se agravó a punto de colocar su vida en riesgo. Un tío de la enferma llevó una fotografía al hospital, con una reliquia de la Sierva de Dios, pidiendo que se la pusieran sobre la herida y que toda la familia rezara. Esa misma noche bajó la fiebre y cesaron los dolores. A la mañana siguiente, los médicos encontraron a la niña completamente curada, lo que se consideró científicamente inexplicable. María del Carmen Artagaveytia vivió hasta los 89 años, falleciendo en 2010. El caso estaba bajo estudio del Vaticano desde 2017.

La beatificación permite venerar la imagen de Mons. Jacinto Vera en iglesias y altares, además de designar un día propio para celebrar su vida y figura, como ocurre con los santos.

Renovación del ardor misionero

La Conferencia Episcopal de Uruguay publicó un comunicado celebrando la noticia, en el que destacó que la futura beatificación “es motivo de alegría y agradecimiento para todo Uruguay. Don Jacinto Vera fue misionero y apóstol, en la ciudad y en el campo. Recorrió tres veces todo el país, ayudando a los heridos en guerras civiles y promoviendo misiones de paz. Considerado el padre de los pobres y amigo de los sacerdotes, promovió la integración de los laicos cristianos en la sociedad, la educación católica y la prensa católica. Fundó el seminario en la capital para la formación de los futuros sacerdotes y fomentó la llegada de numerosas congregaciones religiosas al país: salesianos, dominicos, vicentinos, capuchinos, jesuitas…”.

Los obispos uruguayos también destacaron que Mons. Jacinto Vera “guió a la Iglesia sudamericana, especialmente en los momentos difíciles, revitalizando la vida y la gracia del Evangelio entre todos, sin distinción. Al final de su vida terrena, el obispo contó con la admiración unánime de la sociedad de su tiempo, incluso de sus adversarios. Su inminente beatificación nos lleva a renovar nuestro ardor misionero y deseo de servir a la patria y al pueblo uruguayo”.

¿Quién fue Mons. Jacinto Vera?

Don Jacinto Vera y Durán nació el 3 de julio de 1813 en un barco en el Océano Atlántico, durante el viaje de su familia a Uruguay desde las Islas Canarias. Al llegar al país, el joven trabajaba con su familia en fincas en Maldonado y Toledo. A los 19 años se sintió llamado a la vida sacerdotal. Por lo tanto, fue excusado de servir en el ejército. Al no poder estudiar en el país, por la falta de institutos religiosos, se trasladó a Buenos Aires, Argentina, donde completó su formación y recibió la ordenación sacerdotal. Celebró su Primera Misa el 6 de junio de 1841.

Después de su ordenación, fue nombrado vicario parroquial y luego párroco de Villa de Guadalupe, en Canelones, donde trabajó durante 17 años. El 4 de octubre de 1859 fue nombrado Vicario Apostólico del Uruguay, recibiendo la ordenación episcopal en la Iglesia Matriz de Montevideo el 16 de julio de 1865.

En 1870 participó en el Concilio Vaticano I. En 1878, con la creación de la diócesis de Montevideo, que abarcaba todo el Uruguay, fue nombrado su primer obispo. Mons. Jacinto murió durante una misión apostólica, el 6 de mayo de 1881. En su funeral, el pueblo ya lo consideraba santo.

Una escritora convertida por Mons. Jacinto

En 2012 se publicó el libro Mons. Jacinto Vera, el santo misionero. El libro, que narra la vida del futuro beato, se convirtió rápidamente en un éxito de ventas en Uruguay, sin embargo, lo curioso es la historia de su autora, la abogada y escritora Laura Inés Álvarez Goyoaga, quien no era católica y se convirtió a investigar la vida. de Don Jacinto.

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