jueves, 02 de mayo de 2024
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Vittorio Messori: la historicidad de los evangelios “la podemos demostrar totalmente”

Con ocasión de la republicación de uno de sus libros sobre Jesucristo, Patì sotto Ponzio Pilato (Padeció bajo Poncio Pilatos), Solène Tadiè del National Catholic Register entrevistó al reconocido periodista y escritor.

Messori

Redacción (02/09/2020 11:00, Gaudium Press) Con ocasión de la republicación de uno de sus libros sobre Jesucristo, Patì sotto Ponzio Pilato (Padeció bajo Poncio Pilatos), Solène Tadiè del National Catholic Register entrevistó al reconocido periodista y escritor Vittorio Messori. Los temas: sus libros sobre Jesús, la historia de su escritura, algunos aspectos de la historia de su vida, su amistad con el Cardenal Ratzinger, entre otros. Reproducimos aquí algunos de los más importantes apartes de esa entrevista, de quien es también doctor en ciencia política.

Acerca de un humanismo en la Iglesia mal entendido, dijo Messori que a menudo “tendemos a reducirlo [el evangelio] a la práctica de buenas obras, como ayudar al prójimo, acoger refugiados, construir hogares para ancianos, etc. Esto se convierte en un evangelio basado en buenas intenciones, reduciéndolo a una especie de humanismo. Pero debemos recordar que la principal enseñanza del Evangelio no es la bondad; no se trata de apoyar a todos los necesitados que nos rodean, aunque, por supuesto, estos hechos sean necesarios. Pero lo que nunca debemos olvidar es que la palabra ‘Evangelio’, que proviene del griego euangélion, significa ‘Buena Nueva’. El primer propósito del Evangelio, del que también fluyen las buenas obras, es anunciar la Buena Nueva de que Jesucristo venció a la muerte y abrió las puertas del cielo”.

El primer deber del sacerdote es anunciar a Cristo muerto y resucitado

Incluso llegó a relacionar este mal entendido humanismo con la crisis del sacerdocio: “Cristo no vino a enseñarnos cómo hacer buenas obras antes que nada. En realidad, nuestras buenas obras son consecuencia de la Buena Nueva. La prioridad es abrirnos las puertas del cielo. De la misma manera, la crisis del sacerdocio hoy en día deriva del hecho de que muchos sacerdotes han olvidado que su primer deber es anunciar a su rebaño el Evangelio y la resurrección de Cristo, lo que demuestra que realmente es el Hijo de Dios”.

Messori prueba el interés que sigue habiendo por la persona de Jesús y de sus enseñanzas con el éxito de su primera obra sobre la vida del Salvador, Ipotesi su Gesù (Hiptesis sobre Jesús), del que fueron vendidos dos millones de ejemplares solo en Italia.

Basándome en mi propia experiencia, podría decir que innumerables personas están dispuestas a aprender más sobre Cristo y su vida; están ansiosos por profundizar sus conocimientos sobre él. Muchos sacerdotes de hoy son reacios a hablar de Jesucristo, porque piensan que la verdad sobre su existencia y sacrificio ya no es aceptable para el hombre común”, algo que Messori considera equivocado y lo prueba además con la impresionante cifra de “20.000 cartas de lectores en reacción a mis libros en los años pasados”.

La historicidad de los evangelios es algo más que comprobado

La periodista Tadié pregunta a Messori si los evangelistas podrían haber interpretado erradamente algunos hechos que realmente ocurrieron. A esto responde Messori que él hizo antes que nada una investigación histórica. “He estado estudiando en cada detalle, palabra por palabra, todo lo que dicen los cuatro evangelios sobre la pasión y muerte de Cristo, teniendo un buen conocimiento de la historia judía y romana. Nadie podría desafiar la verdad histórica. Las posibilidades de destruir los hechos expuestos en mi libro son equivalentes a cero porque todo lo que escribí para probar la verdad de la pasión y muerte de Cristo es parte de una historia que podemos demostrar totalmente”. De las muchas historias que circulaban sobre Jesús, la Iglesia escogió solo 4, los cuatro evangelios, que eran las más confiables, que reproducen “testimonios que derivan directamente de aquellos que vivieron esos eventos”.

Messori cuenta que no realizó su investigación sobre los evangelios siendo creyente, sino que su conversión ocurrió concomitante a esto. De tal manera que si “hubiese encontrado que algo no encajaba con la realidad histórica, simplemente habría abandonado mi naciente fe católica”. Sin embargo, “ahora, cuanto más avanzo en mi vida, más me convenzo de que no estaba equivocado y de que el Evangelio es verdaderamente un misterio que hay que explorar y abrazar”.

Un hallazgo que cambió su vida

Este hallazgo, de la veracidad histórica de los evangelios, tuvo un determinante impacto en su vida.

“Me convertí en un apasionado de la historia del Evangelio, y así empezó todo. En 40 años de trabajo, he publicado 24 libros, todos relacionados con la apologética [ndt. Defensa de las verdades de la fe]. Los intentos de mis libros son mostrar al hombre moderno que todavía es posible creer en el Evangelio. Todos estos años, he intentado probar algo de lo que había estado dudando en la primera parte de mi vida: es decir, el hecho de que el Evangelio es históricamente confiable, que todo sucedió de verdad. Toda la verdad del Evangelio se resume en un solo evento, es decir, la pasión, muerte y resurrección de Cristo”.

“Mis tres libros que se están reeditando, Ipotesi su Gesù, Patì sotto Ponzio Pilato y Dicono che è risorto, ofrecen un estudio e investigación en profundidad sobre este hecho que cambió el curso de la historia. Son los pilares que sostienen toda la estructura de mi pensamiento”.

Su relación con el Cardenal Ratzinger

Messori también aporta en su entrevista gratos recuerdos de su relación con el Cardenal Ratzinger, del que fue fruto la famosa obra Rapporto sulla fede (Informe sobre la fe). Reproducimos estos comentarios por entero:

“Fui muy amigo de Joseph Ratzinger cuando era cardenal. El libro que escribimos juntos no pasó desapercibido, efectivamente, y tuvo una amplia cobertura a nivel mundial, ya que era la primera vez que el prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe (CDF) confiaba en un periodista. Solíamos ir a almorzar juntos cada vez que lo visitaba en Roma. Siempre bromeábamos uno del otro sobre la peculiaridad de nuestra relación, ya que no era común en ese momento que clérigos y periodistas estuvieran asociados tan estrechamente”.

“Es la persona más amable y comprensiva que he conocido. El hecho de que fuera presentado como el ‘gran inquisidor del Santo Oficio’, como si estuviera impidiendo que la Iglesia evolucionara, siempre me ha hecho sonreír. En realidad, Ratzinger fue, y sigue siendo, sobre todo un erudito, un profesor. Solía ​ser muy feliz cuando enseñaba en la universidad alemana”.

“Siempre decía que no se sentía capaz de vigilar el trabajo de sus colegas católicos y llamarlos al orden. Le pidió a Juan Pablo II tres veces que lo retirara de su puesto de prefecto en la CDF, pero este último se negó en todas las ocasiones. Solía ​​decir que no era su trabajo, que él era un simple profesor. Siempre me llamó la atención su humildad. Lo veo como un muy buen candidato para el cielo”.

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