viernes, 17 de mayo de 2024
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El Reino de Dios es un misterio entendido a partir de la fe

Río de Janeiro (Martes, 27-11-2012, Gaudium Press) En la Solemnidad de Cristo Rey, también se conmemoró en este año el día del laico. Mons. Orani Tempesta, Arzobispo de Río de Janeiro, comenta las dos fiestas colocadas en el calendario litúrgico. Aquí transcribimos sus palabras.

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Mons. Orani Tempesta, Arzobispo de Río de Janeiro

‘Cristo es el Rey del Universo, no como los reyes terrenales, cuya gloria es esquiva y cuyo poder es limitado’, destaca Mons. Orani. ¡Llegamos al último domingo del Año Litúrgico! La Iglesia nos invita a mirar en dirección a Cristo, Señor y Rey del Universo. Toda nuestra vida, como la liturgia, es para que Cristo reine en el mundo. Es también el Día del Cristiano Laico. Su presencia en el mundo testimoniando a Jesucristo es la gran misión de discípulo misionero.

Estamos recibiendo en esta última semana del año litúrgico a representantes de casi una centena de naciones que vendrán a Río de Janeiro, junto con el Pontificio Consejo de los Laicos, para los preparativos de la JMJ Río 2013. Ese gesto es muy significativo: todo nuestro trabajo y la vida de los jóvenes es para que Cristo, reinando en las vidas y los corazones de todos, con una nueva vida en el corazón y en las actitudes, caminen en dirección a la civilización del amor.

¡Es domingo de Cristo Rey! Nosotros recordamos que llegada su hora, Jesús es llevado a Pilatos para que él ratificase la decisión del Sanedrín y lo condenase a la muerte. Pilatos le pregunta: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Tú lo dices. Soy rey». En la secuencia del interrogatorio, Jesús afirma que su Reino no es de este mundo y a él vino para dar testimonio de la Verdad. Pilatos indaga: «¿Qué es la Verdad?».

¡El Reino de Dios es un misterio! Solo con los ojos de la fe podemos entenderlo. Solamente la fe es capaz de abrir nuestros ojos al plan de la Providencia Divina sobre el universo creado, sobre la presencia del mal en la historia y el misterio del Reino que triunfará.

Vivimos días difíciles. El misterio de la iniquidad parece dominar todos los sectores de la civilización actual. A cada nuevo día nuevos problemas y violencias aparecen por todos los rincones del mundo. Como predijo Jesús, en los textos escatológicos del Evangelio, naciones se yerguen contra naciones, pueblo contra pueblo y, en medio del mismo pueblo, los desórdenes de todo género nos colocarán, a todos, delante de la destrucción moral y física, delante de la muerte. Parece que vemos la fotografía de nuestros diarios, revistas y noticieros diarios y semanales.

Pero, «Importa que Él reine hasta que sus enemigos caigan a sus pies». Y para esta misión el Señor nos llamó cuando, glorificada su humanidad, ascendió a los cielos y nos mandó ir a anunciar su Reino a todos los pueblos.

En los preanuncios de la Nueva Evangelización, sobre lo que se insiste hoy en la Iglesia, así como reflexionó el Sínodo de los Obispos recién concluido, ya en el umbral del siglo XX, Pío XI instituyó esta fiesta [Cristo Rey] para que, de una forma conveniente con la cultura actual, fuese entendida por la civilización de hoy, y nosotros, cristianos, llevásemos el mundo al conocimiento de la Verdad y proclamásemos el Reino que está entre nosotros y por el cual anhela el corazón humano y aspira toda la creación, como enseña San Pablo.

1.jpgComo los apóstoles, cuando, con el Maestro, se dirigían a Jerusalén para el embate final de la cruz, todavía tenemos en mente un reino terrestre, donde deseamos un lugar prominente. Pero Jesús deshace esas pretensiones y presenta el modelo de su Reino, donde todos son hermanos y sirven unos a otros en la caridad que emana del amor al Padre. Serán esos que, siendo discípulos de Jesús, lo anuncian al mundo con su palabra y testimonio.

El evangelista Juan nos certifica la generación eterna del Verbo, que se tornó hombre para testimoniar la Verdad. Que vino al que era su pueblo y no fue por éste reconocido. Él mostró su poder a las multitudes que lo seguían, que lo quisieron hacer rey, no entendiendo el milagro de la multiplicación de los panes, como nos relatan los sinópticos.

Para Cristo y por Cristo fueron hechas todas las cosas – Jesús es el Rey del Universo

Cristo es el Rey del Universo, no como los reyes terrenales, cuya gloria es esquiva y cuyo poder es limitado. El pan que Él nos da no es como el maná que nuestros padres comieron y murieron todos ellos, porque es Él mismo el pan de la vida.

San Pablo, escribiendo a los Colosenses, canta la grandeza de ese misterio que Dios nos reveló por su Cristo. Por Él y para Él fueron hechas todas las cosas, las visibles y las invisibles.

Él es el Primogénito de los muertos, en quien reside toda la plenitud y poder, para que por Él fuesen destruidos el pecado y la muerte y por Él y en Él, liberados de la corrupción y la muerte, todos participasen de su Reino de Santidad y de Vida, Reino de Justicia y Verdad, de Amor y Paz.

En este fin de semana comenzamos también la Campaña para la Evangelización en todo el Brasil, que, en el tercer domingo de Adviento, después de las reflexiones propias de este tiempo, llegaremos a la colecta nacional por la evangelización. El tema está bien dentro de ese clima que vivimos en este domingo y en la preocupación con la nueva Evangelización: «Yo vi y doy testimonio: Él es el Hijo de Dios» (Jn 1, 34) y por eso somos llamados a Evangelizar. Esas reflexiones sobre la necesidad de evangelizar deben ayudar a la Iglesia a ser cada vez más una señal del Reino de Dios en el mundo de hoy.

En esta solemnidad de Cristo Rey que finaliza el año litúrgico, como una corona de toda una vivencia cristiana, fundamentada en la fe, proclamemos en nuestros corazones la realeza de Cristo y renovemos nuestra consagración bautismal de llevar Su nombre a todas las gentes, a todas las actividades humanas, santificándolas por Su nombre.

Por Mons. Orani João Tempesta – Arzobispo Metropolitano de Río de Janeiro

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