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Ciudad del Vaticano (Lunes, 27-08-2012, Gaudium Press) El padre César Atuire, director de la Obra Romana de las Peregrinaciones (ORP), aconsejó dar un mejor uso a los teléfonos inteligentes y otros dispositivos para que no se conviertan en obstáculo para las vivencias espirituales en peregrinaciones y celebraciones litúrgicas. El sacerdote, en entrevista con CNS, identificó tres riesgos que el uso de las nuevas tecnologías representan para los peregrinos.
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| Las peregrinaciones son momentos de especial encuentro con Dios y exigen una correcta disposición corporal y espiritual. |
«Lo que le insisto a nuestros peregrinos es vivir la experiencia y, si la experiencia es tan poderosa, entonces tratar de inmortalizarla con una imagen, pero no comenzar con la imagen», explicó el P. Atuire, quien advirtió que muchos peregrinos ven los lugares sagrados y las celebraciones a través de sus cámaras y dispositivos. Este es el primer riesgo de abuso de los elementos técnicos. La importancia que se concede a la imagen supera a la de la experiencia e impide a los fieles entrar en oración.
El segundo riesgo es intentar compartir todo a través de las redes sociales, creando una sensación de estar en otro lugar. «Puedo estar ahora con usted, pero todo lo que estoy haciendo está dirigido a contarle a personas en otro lugar lo que hago ahora», explicó el sacerdote. «Esa es una clase de ausentismo que se hace muy pronunciado incluso en nuestras peregrinaciones».
El tercer obstáculo que las tecnologías imponen a las peregrinaciones es la velocidad. «Toma 90 minutos viajar de Roma a Lourdes», prosiguió el P. Atuire, quien describió que las personas están llamando a casa tan pronto llegan, ocupándose de asuntos cotidianos ajenos a la peregrinación. «Esperen un minuto, aún no están aquí». El presbítero recordó que la mente y el alma humanas necesitan tiempo para ubicarse y disponerse al encuentro con Dios.
Por este motivo, la ORP organiza catequesis durante los vuelos y pequeñas reuniones al llegar a los lugares de peregrinación, con el fin de que los fieles sean conscientes del lugar y el motivo de su presencia en el lugar. Además, se les recuerda el respeto debido a los lugares sagrados: «No creo que pueda hacerse otra cosa más que orar», explicó el P. Atuire.
«La experiencia religiosa tiene una dimensión corporal. Cuando la gente busca una experiencia religiosa profunda, el cuerpo debe estar de alguna forma involucrado», recordó el sacerdote. «Una peregrinación cristiana es un encuentro (…) el camino nos prepara para el encuentro». Por esta razón, la disposición interna y externa es fundamental para aprovechar las gracias espirituales que tales oportunidades representan al católico.
Finalmente, el peregrino debe dar trascendencia al proceso del viaje, sin quedarse sólo en los aspectos materiales del mismo. «Una peregrinación es poner en orden la vida, (…) orden en las relaciones con otras personas, orden en su relación con Dios», concluyó el P. Atuire. «El pecado es desorden, y al peregrinación es la oportunidad de recuperar la armonía que se ha perdido en la vida cotidiana. por eso es una experiencia profundamente religiosa».
Con información de CNS.
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