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Cardenal Filoni evalúa relaciones entre la Santa Sede y China: El Papa espera una respuesta

Ciudad del Vaticano (Sábado, 27-10-2012, Gauidum Press) El Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, realizó un interesante balance de los últimos cinco años de difíciles relaciones entre la Santa Sede y el gobierno de China. Esta reflexión fue realizada por el prelado con motivo del quinto aniversario de publicación de la Carta a los Católicos Chinos, escrita por Benedicto XVI en 2007.

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Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos

El Cardenal comienza su análisis refiriéndose a la época en la cual el Santo Padre escribió la Carta como un momento de de cambio en las relaciones con las autoridades socialistas. A pesar de importantes dificultades, Benedicto XVI decidió comenzar un trabajo que pudiera preparar el camino para un diálogo futuro.

Sobre la Iglesia en China, vista en su conjunto desde Roma, el Cardenal Filoni señaló que «nunca fue cismática». Después de un desarrollo natural en su historia, la irrupción de la revolución socialista, descrita como «un terremoto político» causó una división: «Una parte de la Iglesia en China no aceptó compromisos y control político, mientras otra los aceptó por razones existenciales», explicó el Cardenal. Según el prelado, ambas se encontrarán en comunión en Cristo, al final, pero cuestionó si podría encontrarse un camino de unidad en el tiempo presente.

Las relaciones entre ambos sectores se hicieron difíciles por la situación anómala y por los factores externos que complicaron aún más el panorama. El prelado manifestó la necesidad de un diálogo entre la Santa Sede y las autoridades del país para poder facilitar la reconciliación al interior de la Iglesia china.

La Santa Sede y el Estado chino

La disposición del Papa es «abrir un diálogo respetuoso y constructivo», como lo manifestó su Carta de 2007. Las exigencias de la Iglesia no son otras aquellas queridas por Cristo, señoaló el Cardenal Filoni: «Unidad, incluyendo aquella de los Obispos entre sí y con el Papa; santidad, incluyendo la dignidad e idoneidad de sus Pastores; catolicidad, es decir, universalidad; totalidad e integridad de la fe; y apostolicidad en relación con su origen y estructura». Una vez estas características están presentes en la Iglesia local, la Santa Sede permite que ésta tenga expresiones e identidad propias que evangelicen y encarnen la cultura siendo, a la vez, completamente católica y completamente china.

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Mons. Thaddeus Ma Daqin, Obispo cuya detención es ejemplo del abuso estatal sobre la Iglesia.

De igual forma, el Prefecto destacó tres grandes obstáculos que han impedido el avance de los acercamientos. El primero de ellos es el aumento de control gubernamental sobre la Iglesia y la presión sobre el clero considerado «clandestino». El Cardenal denunció la imposición de hacer parte de la llamada Asociación Patriótica, que es «una institución diseñada para controlar la Iglesia para que sea independiente de su catolicidad y del Papa».

Un segundo escollo es el «control riguroso sobre el nombramiento de Obispos» que ha motivado «la elección de candidatos controvertidos, que eran moral y pastoralmente inaceptables, pero aceptables para las autoridades políticas». Estos nombramientos fueron ampliamente rechazados y causaron división y malestar en la Iglesia.

El tercer obstáculo es una de las consecuencias del anterior: «Las consagraciones episcopales, legítimas o no, fueron constreñidas por la interferencia de obispos ilegítimos», comentó el Card. Filoni, «creando una crisis de conciencia para los Obispos que eran consagrados y aquellos que los consagraban».

Por estos motivos, las relaciones con el gobierno de China atraviesan momentos difíciles. «La Iglesia en China no está pidiendo privilegios, ni intenta ponerse en el lugar del Estado», advirtió el Prefecto. La Iglesia solicita el respeto pleno de la libertad religiosa que es violentada , como lo demuestran casos como el del Obispo Thaddeus Ma Daqin. Su decisión de renunciar a cargos oficiales «que no eran de competencia de un Pastor» produjo su detención y otras acciones de represión sobre la Iglesia en Shanghai.

¿Existe razón para la esperanza?

El Cardenal Filoni describió los últimos cinco años como ausentes de resultados en el diálogo con la autoridades y, en cambio, abundantes en desinformación y malentendidos, acusaciones y endurecimiento de las posiciones. El prelado expuso que, alrededor del mundo, hay ejemplos de diálogo eclesial que podrían aplicarse, como es el caso de Vietnam, o, a nivel diplomático, las relaciones entre China y Taiwán.

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Los católicos en China deberían poder vivir su fe sin soportar humillaciones.

Además, el Prefecto describió como un hecho cierto la existencia de numerosos católicos chinos alrededor del mundo. Ellos son Sacerdotes, religiosas y laicos, y viven a profundidad tanto su fe cristiana, como su identidad china. «En un mundo cada vez más abierto e interconectado, ¿puede uno de verdad considerar el aislamiento de los católicos chinos sólo porque viven en su propio país?» El Cardenal dijo que estos mismos católicos son apreciados en el resto del mundo, mientras son humillados en casa. «¿Pueden las autoridades chinas ser sordas al grito de tantos de sus ciudadanos?», cuestionó.

Según el Cardenal Filoni, los hechos de estos cinco años prueban la importancia y actualidad de la Carta a los Católicos Chinos de 2007. Después de las dificultades, podría en su opinión haber llegado el momento de una verdadera comprensión de sus palabras. «La esperanza es de un diálogo que manifieste el necesario aprecio por los católicos chinos», expresó el Prefecto. Su buen fruto traería paz y armonía, para el bien de la Santa Sede y de China.

La Carta, explicó, es un documento de naturaleza predominantemente religiosa que limpia el camino para la reconciliación, «en verdad y sin ambigüedad, al interior de la Iglesia en China». Según el Cardenal, el documento pontificio es «un punto de admirable referencia, que destaca la pasión del Papa por la verdad, la justicia política y el amor por su gente», describió. «Pero también es un texto donde la rica doctrina católica, visión política y el bien común están entrelazados».

La conclusión del Cardenal Filoni es una sencilla pero sugerente frase sobre el documento: «Está esperando una respuesta».

Con información de Asia News

 

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