martes, 07 de mayo de 2024
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Asociación Internacional de Exorcistas: la película de Russell Crowe falsea el exorcismo

La AIE ha sido muy crítica con la anunciada película “El Exorcista del Papa”, supuestamente basada en la vida del fallecido P. Gabriele Amorth, antiguo exorcista de la diócesis de Roma.

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Padre Amorth

Redacción (08/03/2023 10:57, Gaudium Press) La Asociación Internacional de Exorcistas (AIE) ha emitido un muy agudo y crítico pronunciamiento sobre el trailer de la próxima película “El Exorcista del Papa”, supuestamente basada en la vida y obra del P. Gabriele Amorth, antiguo exorcista de la diócesis de Roma.

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Las Asociación Internacional de Exorcistas, fundada por seis sacerdotes uno de ellos el P. Amorth, dice que “a la espera de ver y valorar la película en su totalidad” el papel representado por el famoso actor Russel Crowe “no recuerda en absoluto en apariencia, sino sobre todo en maneras, al perfil humano y sacerdotal de Don Amorth”, y que además “como en otras películas, todo se exaspera, con llamativas manifestaciones físicas y verbales, típicas del cine de terror”.

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A continuación el texto completo del comunicado, en version de Infocatólica:

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La televisión, las plataformas y las redes sociales anuncian estos días el próximo estreno en abril de El exorcista del Papa, dirigida por el australiano Julius Avery. El título ya es pretencioso de por sí. Ver el tráiler de la película confirma, por si hiciera falta alguna prueba, no sólo su calidad de splatter-cinema, auténtico subgénero del cine de terror, sino su poca fiabilidad en un tema tan delicado y relevante.

En el centro de la película está la figura de Don Gabriele Amorth (1925-2016), exorcista de la diócesis de Roma durante treinta años, interpretado por el actor neozelandés Russell Crowe, conocido por el gran público por protagonizar la película El Gladiador, que le valió un Oscar en 2001.

Tras ver el tráiler, nos gustaría ofrecer algunas observaciones, a la espera de ver y valorar la película en su totalidad cuando llegue a los cines. En ese momento publicaremos una nota de prensa más detallada.

Dejando de lado lo que a primera vista parece una cita de otras películas (como, por ejemplo, el exorcista que acaba siendo él mismo poseído), observamos, en primer lugar, que el conocido actor de Hollywood no recuerda en absoluto en apariencia, sino sobre todo en maneras, al perfil humano y sacerdotal de Don Amorth, de cuyas memorias (Un esorcista racconta y Nuovi racconti di un esorcista) -precisa la producción- se adapta libremente la película. Con demasiada libertad, observamos.

A la productora y al director les interesa probablemente la asociación «llamativa» entre el exorcista y el famoso gladiador de hace veinte años, y no el espíritu de servicio que mueve al primero en su ministerio de consolación. A continuación, la Iglesia católica está representada por un Papa igualmente increíble, interpretado por el actor italiano Franco Nero. Por último, los ambientes vaticanos, pintados con la habitual y probada gama de claroscuros, confieren a la película un efecto «Código Da Vinci», para infundir en el espectador la duda de siempre: ¿quién es el verdadero enemigo? ¿El diablo o el «poder» eclesiástico?

Concluimos estas breves consideraciones con una referencia a los llamados «efectos especiales», infaltables en toda película dedicada al tema de la posesión diabólica. Como en otras películas, todo se exaspera, con llamativas manifestaciones físicas y verbales, típicas del cine de terror.

Ahora bien, tal forma de relatar la experiencia del exorcismo de Don Amorth, además de ser contraria a la realidad histórica, distorsiona y falsea lo que realmente se vive y experimenta durante el exorcismo de verdaderos poseídos que los exorcistas católicos realizamos según las directrices dadas por la Iglesia. Además, resulta ofensivo para el estado de sufrimiento en el que se encuentran quienes son víctimas de una acción extraordinaria del demonio.

En cuanto al espectador, ¿qué se puede decir?

El exorcismo así representado se convierte en un espectáculo destinado a suscitar emociones fuertes y malsanas, gracias a una escenografía lúgubre, con efectos sonoros que sólo despiertan ansiedad, inquietud y miedo en el espectador.

El resultado final es inculcar la convicción de que el exorcismo es un fenómeno anormal, monstruoso y aterrador, cuyo único protagonista es el demonio, a cuyas violentas reacciones se puede hacer frente con gran dificultad; que es exactamente lo contrario de lo que ocurre en el contexto del exorcismo celebrado en la Iglesia Católica en obediencia a las directrices que ésta dicta.

La visión de la película Libera nos es muy diferente. El triunfo sobre el mal, de larga distribución y patrocinada por la Asociación Internacional de Exorcistas, en la que se muestra qué es realmente el exorcismo en la Iglesia católica, cuáles son los rasgos auténticos del sacerdote exorcista y cómo el exorcismo es un acontecimiento altamente gozoso, porque al experimentar la presencia y la acción vivas de Cristo Señor y de la Comunión de los Santos, los atormentados por la acción extraordinaria del demonio encuentran gradualmente la liberación y la paz.

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