sábado, 20 de abril de 2024
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Sacerdote recuperado de Covid 19 y atacado por el Washington Post agradece a quienes rezaron por él

Mons. Charles Pope invitó a enfrentar cristianamente el sufrimiento.

Mons. Pope

Redacción (03/09/2020 16:32, Gaudium Press) No son todos los sacerdotes quienes ostentan la ‘honra’ de haber recibido un ataque de un gran diario americano, esta vez el Washington Post.

Hablamos de Mons. Charles Pope, incardinado en la diócesis de la capital americana, y que tuvo que ser ingresado en una UCI por coronavirus.

El 27 de julio pasado supo que tenía el virus, y después que su saturación de oxígeno bajara más allá de un cierto límite fue internado en el Hospital de la Universidad de Georgetown. Ahora cuenta su experiencia en un video.

Gracias a Dios comencé a mejorar. Pasé 11 días en UCI, y una vez que me quitaron el oxígeno y mis pulmones se limpiaron, volví a casa con la orden de descansar. Ciertamente quedé débil tras 11 días en un hospital. Lentamente recuperé la fuerza. El COVID-19 finalmente se había ido”, narró.

Difundidas verdaderas calumnias

Su recuperación fue ‘amenizada’ por una nota publicada en The Washington Post “con muchas distorsiones y mentiras. Pese a lo que publicaron, nunca le dije a la gente que no usase mascarillas o que no acatase la distancia social, tampoco sugerí la violación de leyes o normas civiles”.

Le doy gracias a Dios por todos los fieles que no creyeron las cosas escritas sobre mí en el artículo y que fueron repetidas en las estaciones locales de televisión. Estoy sinceramente agradecido a los prominentes periodistas Claire Chretien y Chris Bedford, quienes escribieron artículos para aclarar la situación”.

También dijo el sacerdote que “cuando mi pena y mi ira volvían ocasionalmente, encontraba refugio en la inmensa gratitud por aquellos que rezaban por mí. Un amigo y colega en EWTN me dijo algo que me sorprendió y que es verdad. Me dijo: ‘Es probable que ahora un millón de personas hayan rezado por ti’”.

Una posición equilibrada en torno al Covid 19

Tras haber sido víctima de la pandemia, es claro para Mons. Pope que “necesitamos tomar al virus en serio”.

“Sin embargo también estoy entre quienes creen que los efectos del confinamiento deben ser tomados en serio también. Necesitamos encontrar un balance adecuado entre los efectos de la enfermedad y los efectos (económicos, sociales y personales) de las restricciones”.

Efecto de disminución de fieles por la pandemia

“Creo que recién estamos comenzando a descubrir lo que ha logrado la suspensión de sacramentos y las funciones litúrgicas – dijo el sacerdote de la Arquidiócesis de Washington. La mayoría de las parroquias reportan que solo entre el 20 y 40% de fieles han vuelto. Ciertamente hay algunos que no deben volver, pero ya comienzan a verse las consecuencias de que nuestras parroquias van a ser más pequeñas y menos viables en el futuro cercano, incluso si se obtiene una vacuna o disminuye el peligro del COVID-19”.

Procedió luego a levantar algunos interrogantes: “¿Como Iglesia simplemente cumpliremos de la misma forma como lo hicimos antes? ¿Seremos más creativos para darle los sacramentos a la gente fuera de las reuniones en lugares cerrados? ¿Confinaremos del todo nuestras instalaciones eclesiales? ¿Las mantendremos abiertas para la oración personal? ¿Nuestros obispos defenderán vigorosamente la naturaleza esencial de ir a Misa ante las autoridades públicas o las tiendas de licor y las marchas de protesta seguirán considerándose más esenciales?”

Enfrentar cristianamente el sufrimiento

Después de indicar que hay que tomar las medidas prudenciales con el virus, el presbítero señaló que también es cierto que “cada uno de nosotros está llamado a ser fuente de esperanza que reafirme a otros incluso cuando lo peor llega. Dios sigue al mando y puede obtener un gran bien del sufrimiento. Puede poner humildad en nosotros y producir un futuro de gloria que supere de lejos el sufrimiento”.

“Una vida vivida valientemente acepta los riesgos de este mundo y prudentemente evita riesgos innecesarios, confiando en que Dios tiene un plan que tiene como objetivo perfeccionarnos y prepararnos para la gloria que nos espera. Jesús nos dice ‘en este mundo tendréis tribulación, pero ánimo, yo he vencido al mundo’”.

Con información de Aciprensa

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