Por no adorar al demonio, el emperador Maximiano masacró a unos de sus mejores guerreros, la Legión Tebana.
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Redacción (22/09/2020 08:47, Gaudium Press) Hoy conmemoramos a San Mauricio y sus compañeros mártires.
Maximiano era emperador, quien gobernó Roma desde el 286 hasta el 305. Era uno de los tetrarcas que gobernaban el imperio, compartiendo esa dignidad con el de infeliz memoria Diocleciano, que fue el mayor perseguidor de los cristianos, pero el último de estos emperadores.
La vida de Maximiano la pasó en batallas, y unos de sus principales enemigos eran los galos, a quienes finalmente venció, pero no fue fácil.
Para triunfar en este empeño llamó a la legión Tebana, que así se le llamaba pues su origen fue en Tebas, Egipto, es decir África.
San Mauricio era el comandante
Narra la tradición que el comandante (Primicerius) de esta legión era Mauricio, noble general, que fue convocado desde el África para hacer frente a estos galos bagaudos, fieros guerreros. Pero más valientes eran los tebanos, quienes los enfrentaron con éxito. Hasta el infeliz día que al emperador se le ocurrió que quemaran incienso a los dioses, cosa imposible de hacer para muchos de los tebanos que ya eran cristianos y que tenían como único Dios al Dios verdadero, a Jesucristo, el Hijo de Dios.
Ante la primera negativa de inciensar a los demonios, la legión tebana fue diezmada, ciertamente con la esperanza de que los que restaban, apavorados, renegarían de su fe. Pero esto no ocurrió, y por ello fueron finalmente martirizados todos. Esta masacre ocurrió por vuelta del año 287, es decir, poco después del ascenso al poder de Maximiano. (Qué terrible ser recordado por la posteridad, casi solo que por haber masacrado a sus propios soldados por su fe…)
Conserva la tradición la respuesta de San Mauricio al emperador, cuando fue requerido de adorar a quien no podía: “Somos soldados tuyos, pero también siervos de Dios”. Versión militar romana del dictado de la Escritura: “Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
En el lugar donde esto ocurrió, en Agaunum, hoy se erige la abadía de San Mauricio, en Suiza.
Con información de la Enciclopedia Católica
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