viernes, 17 de mayo de 2024
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¿Qué mueve a europeos de diversas condiciones a construir una ciudad completamente medieval en pleno S. XXI?

Berlín (Miércoles, 04-04-2012, Gaudium Press) No. No es una la utopía de un grupo de añoradores excéntricos, o el proyecto raro de un multimillonario que no sabe qué hacer con su vida y su dinero. No. En la próxima construcción de una ciudad medieval -aún en la aurora del 3er. Milenio- están implicados historiadores, arquitectos, arqueólogos y representantes de otras profesiones, quienes conforman el consejo directivo del proyecto. La financiación inicial corre a cargo de la ciudad en cuyas cercanías se construirá, del estado y de fuentes de la Unión Europea.

Se trata de la ciudad ideada por Bert Geurten, al estilo de las ciudades-monasterio carolingias, del S. IX., que se ubicará en los alrededores de Messkirch, en el estado alemán de Baden-Württemberg, entre el Danubio y el Lago Constanza. La construcción del complejo iniciará en abril del 2013 y se calcula que finalizará en el 2050.

3.jpg¿En el 2050? Sí, fundamentalmente porque ella será construida usando solo materiales y técnicas del S. IX. «Desde los morteros hasta las paredes, desde las chaquetas para lluvia hasta los menús, cada aspecto de la operación será llevado adelante tal como era en los días de Carlomagno», reporta Angelica Franz, en la edición inglesa digital de Der Spiegel. Entonces, no habrán grúas ni mezcladores, ni chaquetas impermeables o taladros mecánicos, y los evocativos carros tirados por bueyes serán la compañía fuerte y amigable de los obreros del empeño.

Esas limitaciones son autoimpuestas también con un ánimo eminentemente investigativo, pues hay muy pocos documentos que hayan sobrevivido de ese periodo histórico. «Nuestro objetivo no es concluir teniendo una ciudad-monasterio, sino construirla», dice Geurten. Es decir, la propia construcción será como entrar en un túnel del tiempo rumbo a un ambiente típico del imperio de Carlos el Grande, y allí adentrados, investigar ‘in loco’ como era la vida de entonces.

Como no podía dejar de ser, si se quería fidelidad al espíritu de la época, la primera construcción que se realizará será una iglesia, pero de madera. «Por supuesto, en la Edad Media, no construían la gran iglesia de piedra en primer lugar,» dice Geurten. Antes de comenzar las grandes obras los artesanos hacían comúnmente una pequeña iglesia de madera, dónde desarrollar su vida de piedad y oraciones. Esa iglesia ya les iba sirviendo de inspiración a la más grande.

Acuden voluntarios

Impresiona la acogida que ha tenido la obra, a pesar de las duras condiciones autoimpuestas.

«El salario neto es de aproximadamente 1.200 euros (por mes para cada artesano)», dice Geurten. «No puedo pagar más». Y entretanto, el director del proyecto ya ha recibido 85 aplicaciones de albañiles que quieren trabajar en él. «Todos ellos sueñan con tener la oportunidad de trabajar con sus manos». Pero además hay gente que quiere entregar su trabajo voluntario para la construcción de la ciudadela. «Desde los pilotos de Lufthansa hasta un maestro, todo tipo de personas han solicitado» colaborar con la obra, señala el director. Como dato curioso, pero que da un poco el ‘sabor’ del entusiasmo con que algunos contemplan la iniciativa, una de las aplicaciones de estos voluntarios llegó escrita en alemán medieval, y estampada en un real rollo de pergamino…

Es claro que estas obras también estarán abiertas al turismo -de manera parecida a lo que ocurre con un proyecto similar en la Borgoña francesa- del que buscan también financiación. Entretanto, con el fin de prepararlos adecuadamente para vivir su ‘experiencia medieval’ los visitantes deberán caminar largamente desde el estacionamiento de sus autos hasta el sitio de construcción.

Es cierto también que los visitantes podrán degustar un apetitoso menú. Entretanto, él solo incluirá platos con características del S. IX. «La papa era desconocida», dice Geurten. «Y no habrá café disponible para beber. Por lo demás, todo lo que los comerciantes y visitantes comerán será cultivado en los terrenos de las cercanías de la construcción.

Geurten, de 62 años, sabe que no verá concluida su obra. No obstante y a ejemplo de muchos artesanos y arquitectos medievales, esto tampoco le importa. «Yo solo quiero la tumba de uno de los ‘padres-fundadores’ en la cripta. Allí la gente podrá ir y encender una vela por mí»…

Gaudium Press / S. C.

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