Menú 
Roma (Martes, 17-04-2012, Gaudium Press) En su taller en Estados Unidos, el P. Richard Cannuli revive la antigua tradición de la elaboración de íconos y mosaicos, que enseña a sus alumnos universitarios de la Universidad de Villanova, en Pensilvania. En una entrevista concedida a CNS durante un taller impartido en Roma, el religioso agustino y artista sacro compartió el significado espiritual de este antiguo arte: «El proceso de hacer un ícono es como un viaje espiritual y una reflexión sobre la vida cristiana», afirmó.
 |
| Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. |
«El ícono es pintado en madera, que representa el árbol del jardín del paraíso, el Arca de Noé y la madera del árbol en el que Cristo fue crucificado», explicó. Los materiales naturales corresponden a una tradición de siglos que ha permanecido inalterada. «Es como representar la creación», expuso el artista mientras humedecía con su aliento una capa de arcilla extendida sobre la madera, «cuando Dios exhaló la vida sobre Adán, un nombre que viene del árabe «adeem», «piel de la tierra», o arcilla.
Sobre esta arcilla humedecida se extiende la delgada lámina de oro, que se adhiere al material. «El oro representa el Espíritu de Dios que entra en el ícono», añadió el P. Cannuli, quien explicó que se requieren 22 pasos y mucho tiempo para completar la obra. «Una cosa que se aprende es la paciencia. (…) Los estudiantes preguntan, «¿qué puedo hacer ahora?» Normalmente les respondo que pueden orar o leer». El proceso no puede ser acelerado y requiere esperar a que ciertos materiales sequen apropiadamente. Un ícono pequeño puede requerir unas 40 horas de trabajo distribuidas en unos 15 días.
Este ritmo diferente de trabajo permite descubrir su verdadero significado, según comentó el P. Cannuli: «Cuando trabajas con un ícono, hay una comunicación estrecha entre tú y el prototipo de la imagen que estás pintando». Un maestro inconógrafo ruso le dijo que debía orar a la persona que era retratada (Jesús, la Virgen María, un santo) para consultarle todo, desde el color que se debe usar en el cuadro hasta la vocación y la coherencia de vida personal del artista.
Cuando el ícono es terminado, el sacerdote lo bendice y lo frota con aceites, en una calara simbología sacramental: «lo confirmas, lo unges», describe el P. Cannuli, comparando el este paso a la madurez de la fe que debe lograr el católico.
En el arte tradicional de la elaboración de íconos se evitan los estilos personales y toda forma de notoriedad del artista. El ícono no es firmado y sólo se escribe sobre él el nombre del santo o la advocación retratada. «No tiene nada que ver con el pintor individual», afirmó el P. Cannuli. «Es como si uno dejara ir el control y permitiera crear a Dios».
 |
| El P. Richard Cannuli, trabajando en su taller. |
El artista intenta servir de instrumento invisible para la obra espiritual. Según explicó el religioso agustino, el proceso usa siempre los mismos materiales y la misma técnica. Los modelos nunca son imaginados por el artista, sino que corresponden a réplicas de figuras antiguas de gran tradición. Los íconos se veneran, pero no se adoran, aclaró el P. Cannuli, y se considera que actúan como canales de la gracia de Dios.
Cada persona retratada en el ícono expone, sin excepción, una de sus orejas al espectador, comentó el sacerdote, simbolizando que «el modelo que estás retratando puede escuchar tus oraciones y llevarlas al Padre». De la misma forma como un moderno ícono en una pantalla de ordenador puede llevar a un usuario a otro lugar, el ícono religioso también nos transporta a otro mundo detrás de la imagen. En palabras del religioso, el ícono «es una ventana que se abre a la eternidad».
El Padre Cannuli ha enseñado Artes en la Universidad de Villanova, Pensilvania, durante 33 años, 13 de los cuales los ha dedicado a la elaboración tradicional de íconos religiosos. El sacerdote se encuentra actualmente en un año sabático que ha utilizado para impartir talleres en varias ciudades europeas.
Con información de CNS
Deje su Comentario