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El Papa festeja en el Vaticano su 85° aniversario

Ciudad del Vaticano (Martes, 17-04-2012, Gaudium Press) Ayer, en el Vaticano fue ofrecido al Pontífice por su 85° aniversario un día bávaro. Por la mañana Benedicto XVI presidió una Misa en la Capilla Paulina y recibió en una audiencia especial a la delegación de cerca de 150 huéspedes de Baviera. El Santo Padre está muy ligado a la cultura y tradición religiosa de la región que lo introdujo en la fe cristiana. Esta ligación fue marcada por una numerosa delegación que vino esta mañana justamente para la fiesta en el Vaticano. Además, habló sobre tres figuras de la Iglesia que marcaron el día de su nacimiento: Santa Bernadete, la vidente de Lourdes y San Bento José Labre, un santo del siglo XVIII, conocido como el «peregrino mendigo».

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Al hablar sobre el día de su nacimiento, el Sábado Santo, el Papa observó que es «el día del silencio de Dios, de la aparente ausencia»

La celebración del 85° aniversario no es muy común para el Pontífice que creció en una tradición y cultura que daba preferencia a la fiesta del nombre en vez del aniversario. Una delegación de 150 personas, guiada por el presidente de la Región de Baviera, Horst Seehofer, acompañado por su esposa Karin, fue recibida en el Vaticano para la Misa en la Capilla Paulina. Junto al Papa concelebraron el actual arzobispo de Múnich y Frisinga, Card. Reinhard Marx con su predecesor, Card. Friedrich Wetter; junto a otros siete obispos de Baviera, Mons. Luwig Schick; Mons. Gregor Maria Hanke, OSB; Mons. Friedhelm Hofmann; Mons. Gerhard Ludwig Müller; Mons. Wilhelm Schraml; y Mons. Karl-Heinz Wiesseman. Presente también el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Mons. Robert Zollitisch. De Marktl am Inn, Tittmoning, Aschau am Inn, Surberg, Traunstein, Moosach, Mónaco/Bogenhausen y Regensburg vinieron también los párrocos de las parroquias a las cuales era ligado el futuro Papa. También fueron invitados el arquipresbítero ortodoxo de Baviera Apostolos Malamoussis; el obispo protestante luterano de Baviera, dr. Heinrich Bedford-Strohm; y un representante de la comunidad hebraica.

Al hablar sobre el día de su nacimiento, el Sábado Santo, el Papa observó que es «el día del silencio de Dios, de la aparente ausencia», que al contrario es el preludio del anuncio de la Resurrección. Una «lectura de la propia existencia que permaneció inalterada hasta y más allá del Trono pontificio», como resaltó Benedicto XVI.

«Me encuentro delante de la última etapa del recorrido de mi vida y no sé lo que me espera. Sé sin embargo, que la luz de Dios existe, que Él resucitó, que su luz es más fuerte que toda oscuridad, que la bondad de Dios es más fuerte que todo el mal de este mundo. Y esto me ayuda a proceder con seguridad. Esto «nos» ayuda a ir adelante, y en esta hora agradezco de corazón a todos aquellos que continuamente me hacen percibir el «sí» de Dios a través de su fe», concluyó la homilía el Santo Padre en la cual presentó las figuras de Santa Bernadete, la vidente de Lourdes y San Bento José Labre, un santo del siglo XVIII conocido como «peregrino mendigo». De Santa Bernadete el Papa dijo que siempre se impresionó con su corazón «capaz de ver a la Madre de Dios y en ella el reflejo de la belleza y la bondad de Dios».

La Santa francesa, continuó el Santo Padre, «sabía ver» aquello que Nuestra Señora le indicaba: la «fuente de agua viva, pura». Agua, explicó, que es la imagen «de la verdad que viene a nuestro encuentro por la fe, la verdad no disimulada y no contaminada», porque «para poder vivir, para poder tornarnos puros precisamos que nazca en nosotros la nostalgia de la vida pura, de la verdad verdadera, de la no contaminación de la corrupción, del ser humano sin pecado».

«En este nuestro tiempo -observó el Papa- en el cual vemos el mundo en tanta aflicción, y en el cual irrumpe la necesidad de agua, de agua pura, esta señal es mucho mayor. De María, de la Madre del Señor, del corazón puro, viene también el agua pura, no contaminada, que da la vida, el agua que en este siglo, y en los siglos que puedan venir, nos purifica y nos cura».

Después de la misa, Benedicto XVI, antes de recibir a toda la delegación en una audiencia privada en la Sala Clementina, habló privadamente con los obispos bávaros y en seguida con Horst Seehofer, ministro presidente de Baviera.

La audiencia especial a todos los que vinieron de Baviera para la fiesta en el Vaticano, duró 40 minutos y ocurrió en una atmósfera y clima muy bávaros. El presidente Seehofer resaltó el carácter católico todavía presente en la sociedad y cultura de la región, agradeciendo al Papa por «permanecer para siempre bávaro» y por fortalecer «nuestras raíces cristianas no solamente como pastor, sino también teólogo» en un mundo secular como el de hoy. Por su fidelidad y obediencia a la fe católica y a Dios expresado en el «sí» pronunciado en varios momentos de la propia vida, agradeció al Santo Padre también el Cardenal arzobispo Marx. El mayor regalo que él ofrece al mundo es «la serenidad interior como una señal de una verdadera libertad», agregó el purpurado.

La audiencia tuvo intervalos musicales. Los primeros fueron los niños, una decena en trajes tradicionales que presentaron una poesía de felicitaciones por el aniversario y que danzaron para el Pontífice. Al final de la presentación le ofrecieron unas flores blancas. Entre otros regalos había un crucifijo de madera de un famoso escultor alemán, Ignatz Günter, un ramo de sabugueiro-d’água y una cesta pascual con pan negro, huevos, jamón cocido, un dulce hecho en forma de cordero, que tradicionalmente era preparado por las familias bávaras para el desayuno del día de Pascua. Fue ejecutada también una canción de la infancia del Pontífice, «Gott grüsse Dich», acompañada por el sonido de una pequeña arpa bávara «Zithe», que lo emocionó mucho. «Este es el sonido de mi infancia, también de mi juventud, del presente y del futuro», dijo el Papa.

El encuentro concluyó con la bendición papal y la ejecución del himno bávaro. Entre los invitados, la presencia particular del hermano mayor del Papa, Mons. Georg Ratzinger, de 88 años, que vino de Ratisbona para la semana de las conmemoraciones.

Los votos de felicitaciones para el Papa vinieron de todo el mundo, de su país natal, Alemania, de la canciller Angela Merkel, y de Gran Bretaña, de la Reina Elisabeth. Todos los que se interesen también pueden dar las felicitaciones al Papa a través del site del Vaticano, www.vatican.va, y enviar un e-mail a auguri.benedettoxvi@vatican.va.

 

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