viernes, 29 de marzo de 2024
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“¿El Señor nos pide cosas imposibles?”, se preguntó el Papa

Francisco meditó en el Ángelus el evangelio que ordena amar a los enemigos.

Angelus

Redacción (21/02/2022 09:40, Gaudium Press) En el Ángelus dominical, el Papa meditó sobre el evangelio del día, en el que el Señor pone metas muy alta a sus discípulos – como amar a los enemigos, y hacer el bien a los que nos hacen mal.

“Poner la otra mejilla no es el repliegue del perdedor, sino la acción de quien tiene una fuerza interior más grande”, expresó el Pontífice. El discípulo está llamado “a no ceder al instinto y al odio, sino a ir más allá, mucho más allá”.

“Jesús dice: «Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien» (Lc 6,27). Y aún más concreto: «Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra» (v. 29). El Señor parece pedir lo imposible. Y además ¿por qué amar a los enemigos? Si no se reacciona a los prepotentes, todo abuso tiene vía libre, y esto no es justo. ¿Pero es realmente así? ¿Realmente el Señor nos pide cosas imposibles e injustas?”, dijo el Papa.

En la Pasión de Jesús, el ejemplo

En su Pasión, ¿Jesús cómo se comporta? “Dice al guardia: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?» (Jn 18,23). Pide cuentas del mal recibido. Poner la otra mejilla no significa sufrir en silencio, ceder a la injusticia. Jesús con su pregunta denuncia lo que es injusto. Pero lo hace sin ira ni violencia, es más, con gentileza”. Jesús quiere “apagar juntos el odio y la injusticia, tratando de recuperar al hermano culpable”.

Amar a los enemigos parece algo imposible: “Si dependiera solo de nosotros, sería imposible. Pero recordemos que, cuando el Señor pide algo, quiere darlo. Cuando me dice que ame a los enemigos, quiere darme la capacidad de hacerlo”; para amar a los enemigos, es decir, desearles el bien y en la medida de lo posible dárselo, es preciso pedir la gracia de Dios.

Debemos pedir el Espíritu Santo, el cuál es “la fuerza de amar”.

Francisco invitó a hacer un ejercicio concreto, y es el de pensar en alguien “que nos ha hecho mal”, para desear a él el bien. “Pidamos al Espíritu Santo que actúe en nuestro corazón”, y finalmente “recemos por esa persona”.

“Rezar por quien nos ha tratado mal (cfr Lc 6,28) es lo primero para transformar el mal en bien”, concluyó el Papa.

Con información de Vatican News

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